American Pie: el reencuentro

Crítica de María Gabriela Losino - Cine y más...

Tras más de una década (precisamente 11 años, a lo largo de los cuales se lanzaron cuatro películas directamente para el mercado de video hogareño), el elenco original de la saga "American Pie", luego de algunas ausencias en "American Pie: La Boda" (2003), vuelve a reunirse por completo en este cuarto film basado en los personajes concebidos por Adam Hertz.

Escrita y dirigida por Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg (los creadores de la saga "Harold & Kumar"), "American Pie: El Reencuentro" es una propuesta pura y exclusivamente dirigida al público que se divierte con el humor propio de esta franquicia que comenzó en el año 1999 y que nos ha ido contando la historia de cuatro amigos que estaban obsesionados con perder la virginidad antes de que finalizara su último año de secundaria.

Jim (Jason Biggs), Michelle (Alyson Hannigan), Oz (Chris Klein), Heather (Mena Suvari), Kevin (Thomas Ian Nicholas), Vicky (Tara Reid), Finch (Eddie Kaye Thomas) y Stifler (Seann William Scott) regresan a East Great Falls, ese pequeño pueblo de Michigan, para asistir a una reunión de graduados organizada por uno de los integrantes (en este caso el personaje a cargo de John Cho) del grupo de estudiantes que fantaseaba con tener sexo con las atractivas mamás de cualquiera de sus compañeros.

Por supuesto que algunas cosas han cambiado en la vida de estos personajes, pero en su mayoría, todo sigue igual. Durante ese fin de semana, tanto ellos como nosotros -los espectadores- descubriremos que a pesar de que ya están bastante crecidos, algunos de estos ejemplares aún no han madurado del todo, por lo que en el fondo siguen comportándose como adolescentes con hormonas incontrolables.

La trama del film, a lo largo de casi dos horas, gira en torno a los problemas de intimidad entre Jim y Michelle, quienes ahora padres, carecen de relaciones sexuales; Oz se ha convertido en un exitoso comentarista deportivo y ha cobrado notoriedad tras aparecer en un reality de baile; Kevin está felizmente casado pero siente que su vida es monótona; Finch es un misterio y Stifler sigue siendo él mismo. Por su parte, el ahora viudo papá de Jim (Eugene Levy), impulsado por su hijo, decide que es hora de volver a tener citas.

Como en los viejos tiempos, y a la espera de la tan ansiada reunión, Jim y sus amigos se ven involucrados en varias situaciones comprometedoras, en esta ocasión con la antigua vecina del personaje encarnado por Biggs, a quien solía cuidar como niñero y que ahora es una sensual joven de 18 años (Ali Corbin).

Con un elenco cuya química sigue intacta como el primer día, el film -que será bien recibido por algunos y por otros no tanto- presenta un panorama similar al de aquella primera película pero ahora desde un punto de vista nostálgico de la adolescencia que ya quedó atrás... aunque no lo parece.