American Pie: el reencuentro

Crítica de Gino Marcellino - Cinescondite

Las comedias adolescentes pasaron por una dura evolución desde el estreno de la primer American Pie. En estos casi 13 años de cambios, la comedia juvenil y sexual se fue convirtiendo de a poco en un humor burdo y bizarro. El ejemplo más reciente es The Hangover, donde el humor viene no solo de las secuencias imposibles que viven los protagonistas sino también de lo grotesco que la mayoría de estas resultan. Y por otro lado tenemos la escuela de Judd Apatow, donde la comedia es tratada con más suavidad dando paso también al drama, aunque en menor proporción.

Entonces, ¿dónde entra una comedia como American Pie hoy en día?. La perfecta analogía de esto es el presenciar el regreso de una banda luego de mucho tiempo de no sacar un disco. Estos tienen que afrontar entonces al mercado musical actual (que cambia con más velocidad que el cine) de dos formas: adaptarse a los nuevos gustos musicales o ir por sus fans haciendo lo que mejor saben hacer y esperar que esto guste también a los novatos. American Pie: El reencuentro tomó esta ultima ruta y fue una decisión acertada desde el comienzo.

Jim y sus amigos vuelven a juntarse ya siendo personas mayores, casados y con trabajos serios. Y al volver a su pueblo natal se topan con que las cosas cambiaron; ellos no son los adolescentes pervertidos y alocados, son los mayores que buscan sentirse jóvenes pero se molestan por las nuevas costumbres. Es normal ver entonces no solo bromas sexuales, sino bromas alrededor del uso de las redes sociales o los gustos actuales de los jóvenes en música y literatura. Todas estas bromas funcionan dentro de su contexto y van dirigidas sobretodo a aquellos que crecimos con estos personajes y pasamos por todas sus aventuras. El espectador que maduró junto a ellos se hace las mismas preguntas que los personajes, dando así mas fuerza a la historia y a cada situación que Jim y compañía viven.

American Pie: El Reencuentro no es una obra maestra de la comedia, pero sí es una oda a los jóvenes que crecimos en los noventa, a aquellos que tuvimos dudas y pasamos por los mismos momentos que ellos. Y al final del día solo trata de hacer que recuerdes tus raíces. Suena muy profundo para una comedia como American Pie, pero es totalmente válido. Cuando ves una sala llena de treinteañeros llorando de risa, adolescentes descostillándose al darse cuenta de lo ridículos que son como sus representaciones en la película, o los más grandes riendo como locos porque recuerdan a sus hijos en estas situaciones; eso pasa cuando la película cumple su cometido, y American Pie: El reencuentro lo cumple con creces.