Amateur

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Presentador re-presentado

Néstor Frenkel (Construcción de una Ciudad, 2007) vuelve a sorprender con Amateur (2011) documental acerca de un amateur director de cine en Súper 8. Frenkel propone un interesante juego de representaciones a partir de la idea del formato hogareño, utilizando a su personaje como eje absoluto de la dicotomía entre fantasía y realidad.

Jorge Mario es un odontólogo muy particular. Pasa sus días en su pueblo de Entre Ríos cargado de proyectos: organiza un grupo de boys scoutts, junta firmas para convertir un árbol en patrimonio cultural, colecciona latas, billetes, películas y su pasión absoluta, filma sus propias producciones de género amateur. Entre sus películas hay una que Frenkel toma como referente Winchester Martin, un western en el que el héroe en cuestión nunca se da por vencido haga lo que haga.

El director de Buscando a Reynols (2005) comienza su tercer film con una declaración de principios acerca del formato en cuestión: es la posibilidad de que cualquier persona filme su vida privada pero a la vez se anime en el camino de la realización de películas. Con este doble mensaje –una suerte de prólogo de quince minutos- Frenkel aborda la vida y obra de Jorge Mario: por un lado su personaje, tamizado por su álter ego Winchester Martin, por el otro la persona real que la misma filmación deja entreveer.

Con esta idea, Frenkel juega a realizar un documental sobre Jorge Mario con él mismo co-dirigiendo, es decir, proponiendo el personaje que Jorge Mario se inventó. A la vez, el director nos deja entreveer al Jorge Mario verdadero, en su vida diaria, apasionado en todas las actividades que emprende.

Frenkel deja rodar la cámara unos segundos más, luego de que Jorge Mario expone su mejor rostro para develar ahí al verdadero ser, aquel capaz de ofrecer un papel de forajido en la remake de su western amateur a uno de sus pacientes en pleno tratamiento de conducto (una de las escenas más desopilantes de la película).

En otras oportunidades y siempre con el humor mediante, el director apela a la ficción para reconstruir la vida cotidiana de su protagonista, mientras mezcla imágenes documentales para construir su ficción. Y es ahí, en todo ese proceso, donde esboza el sentido último de Jorge Mario y del Súper 8 como formato: soñar con dejar de ser amateur a través de la pantalla.