Amar es bendito

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una película que a pesar de tener mucho corazón no se le puede negar la existencia de sus falencias.

Hacer una película es algo tremendamente complicado para los argentinos, y siendo una sociedad macrocéfala como la que somos, el esfuerzo es doble para los que eligen encarar una producción por fuera de Buenos Aires. Afortunadamente, esta es una tendencia que poco a poco está cambiando, con ejemplos rotundos como los de San Luis, Mendoza, y Córdoba ––el caso de la película que nos compete––. Ahora bien, aunque la existencia de estas películas es motivo de celebración por poner sobre la mesa una diversidad que mucha falta le hace a nuestro cine (por lo menos en el sentido de la locación), la cuestión narrativa sigue siendo un motivo de preocupación.

¿Cómo está en el papel?

Amar es Bendito cuenta la historia de Mecha y Ofelia, dos mujeres que han estado en pareja durante los últimos siete años. El conflicto se presenta cuando Mecha incurre en una infidelidad y Ofelia, para equilibrar las cosas, sugiere tener su propio amante. La complicación surge cuando ese amante es un hombre.

Gene Wilder decía que un buen guion es como construir una pared de ladrillo a la cual le tenés que dar un mazazo. Si se resquebraja, es porque tenés que reescribir. Este guion, desde lo estructural es un muro de ladrillo bien construido; se sabe y se siente donde vienen los puntos de giro. Pero las fallas ––el resquebrajamiento al que se refiere Wilder–– son principalmente diálogos acartonados y carentes de subtexto, sumados a acciones forzadas ––hay ocasiones en que no se entiende por que los personajes hacen lo que hacen–– y alguna que otra escena que no suma ni resta a la situación (como la de la banda de cuarteto al final de la película).

A pesar de estos defectos, puede destacarse que la película no es para nada pretenciosa; por ejemplo, el tema de la orientación sexual de las protagonistas esta encarado con total naturalidad, sin hacer mención a la “caza de brujas” o a un “soy lo que soy”. Es un verosímil que el espectador lo toma o lo deja. Esta es una simple historia de enredos que perdió el camino. Esta es una película que fue incuestionablemente escrita con el corazón, pero no le supo, no le pudo o no le quiso dar lugar a la cabeza para que reescriba.

¿Cómo está en la pantalla?

De lo técnico no hay mucho que criticar, pero tampoco mucho para elogiar. Puede entenderse; esta es una película donde es lógico que se luzca lo interpretativo mas que otra cosa. Se ve bien, hay coherencia en el montaje, los diálogos se oyen y son legibles, pero nada más que eso.

No obstante, es mi penoso deber reseñar el aspecto interpretativo de la película. Y digo penoso, porque se siente que las intérpretes se pusieron la camiseta y lo dieron todo, pero tristemente el saldo final es mas que desparejo. Las actuaciones son poco creíbles y alcanzan ciertos niveles de exageración que uno puede darse cuenta que están calibradas mas para el teatro que para el cine. Hay habilidad pero falto exploración, de los personajes y de la puesta en escena.

Conclusión

Una propuesta nada pretenciosa, destacable por su sentido esfuerzo y una correcta factura técnica. Pero no se puede evitar señalar que esta historia pudo haber llegado más lejos con mas reescrituras y una puesta en escena más pensada.