Amantes por un día

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Al burro viejo le gusta el pasto verde, por eso algunos tipos se enredan con chicas de la edad de sus hijas. En el caso que nos ocupa, una chica rompe con su novio, vuelve a casa, y advierte que su querido padre, profesor universitario, anda en amores secretos con una de sus alumnas. Con el tiempo, las muchachas se harán amigas. Claro que el tiempo también es un gran renovador de amores y amoríos. El asunto se cuenta con ligereza, pero tiene su moraleja.

Philippe Garrel cierra de este modo la llamada "trilogía de los celos", que empezó con "La jalousie" (un actor abandona a la familia por una actriz) y "A la sombra de las mujeres" (un vago alterna entre su esposa y otra mujer).

Como de costumbre en este autor, acá hay idas y vueltas sobre asuntos de amores y desamores, presencias y ausencias, y demás temas habituales, a los que se agrega el amor paterno-filial, siempre en el mismo tono y siempre por lindos rincones de Paris, lo que se agradece, igual que la fotografía del veterano Renato Berta en blanco y negro y ese aire de film post Nouvelle Vague que lo caracteriza.

No diremos que es la octava maravilla como proclaman los fanáticos de Garrel, pero se pasa el rato, las chicas son fotogénicas, y el conjunto es bastante llevadero y tiene cierta gracia elegante y ligera. En el guión, su esposa Caroline Deruas y el maestro Jean-Claude Carrière, que ayudó a darle mayor brevedad y un poquito más de gracia.