Amante a domicilio

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El gigoló lerdo (con perdón de los lerdos)

Amante a domicilio, del británico David Mackenzie (aquel de Young Adam) protagonizada por el bobo Ashton Kutcher, Anne Heche y la ex gimnasta rusa Margarita Levieva no es un film sobre la banalidad y la estupidez norteamericanas, sino un film banal y estúpido a secas.

Este despropósito de fin de año solamente podría justificarse como anécdota para una película hardcore, pero lamentablemente la moralina idiota de siempre consigue que el único plano transgresor sea el de un escuerzo devorándose una rata en tiempo real. Es casi insultante intentar establecer siquiera algún vínculo con Gigoló americano (es su versión más patética) o la tragicómica Alfie, que el gran Michael Caine engalanara con su carisma y su vibrante energía. Pero el personaje de Alfie tenía dignidad por lo menos. No como Nikki (Kutcher, insoportable) quien sale a la caza de ricachonas de la costa oeste, regaladas y dispuestas a pagar favores sexuales a cambio de alojamiento y confort. Este mantenido sin sueños es cazador pero no tiene casa; en realidad no tiene nada para ofrecer más que sus dotes como cualquier prostituto que siempre aspira a más.

Así, conoce a una abogada forrada en billetes (Anne Heche) que lo adopta como juguete sexual. Sin embargo el juguetito vino con una falla de fábrica porque es enamoradizo y cae en las redes de una joven ambiciosa que se vende al mejor postor (la sexy Levieva).

Un guión insulso que necesita de una voz en off para arrimar algo de contenido; el manual de gestos y mohínes de este pésimo actor que solamente está donde está por haberse rebajado a los caprichitos de Demi Moore (publicando sus hazañas sexuales en un blog) y alguna que otra escena de sexo publicitario y completamente lavado. Estos son suficientes motivos para preguntarse cuál es el sentido de este tipo de adefesios cinematográficos, absolutamente conservadores, exportados por Hollywood. Decir que es irritante es ser generoso y ver a Ashton Kutcher durante 90 minutos haciendo de sensible que sufre, prácticamente vomitivo.