Amante a domicilio

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Sólo un gigoló

Ashton Kutcher es un conquistador de mujeres maduras.

La impresión de que Amante a domicilio es una típica comedia romántica de Hollywood se disipa a los diez minutos, cuando tiene lugar la primera escena de sexo entre Nikki (Ashton Kutcher) y su más reciente conquista, Samantha (Anne Heche), una mujer mayor que él y que vive en una lujosa casa en las colinas de Los Angeles. Las escenas son inusualmente "fuertes" para el tipo de filme que uno supone estar viendo, y algo similar sucede con la cínica voz en off del protagonista, una especie de gigoló que vive de conquista en conquista, de casa en casa, usando y siendo usado por mujeres ricas con ganas de acción.

Es que el filme es un híbrido entre la tradición hollywoodense del filme romántico en el que un hombre egoísta y desapegado de sus emociones descubre el amor verdadero, y una película independiente de costado más ácido y amargo. El híbrido funciona sólo por momentos y da la impresión de que la película no conformará del todo a ninguno de los dos públicos. Aunque sí, claro, a los que busquen el regreso de un cierto erotismo a la pantalla.

El escocés David Mackenzie (de las interesantes Young Adam y Hallam Foe) se muda a Hollywood y no logra sortear del todo el desafío. Kutcher demuestra que es bastante mejor actor de lo que parecía al componer a un tipo que confunde viveza con crueldad, un individualista y seductor (cualquier comparación con la vida real es aceptada) que piensa que es capaz de conseguir lo que quiere con carisma, pinta y aparentes dotes en la cama. A Heche, en tanto, se la ve muy involucrada (y bastante bonita) como una conquista que prueba ser compleja de manejar.

Pero la verdadera coprotagonista es Margarita Levieva (Adventureland), que encarna a Heather, una versión femenina de Nikki, que no cede fácilmente a sus encantos y parece moverse en un universo similar al de él.

Amante... quiere mostrar el lado oscuro de Los Angeles, pero glamoriza todo y termina siendo cándida. Y si bien Kutcher está a la altura de las circunstancias, su presencia confundirá a sus admiradoras, que preferirian verlo en un rol más amable. La de Mackenzie es una película a mitad de camino entre dos mundos.