Amanda

Crítica de Laura Kievsky - Cinergia

Elvis ha abandonado el edificio

David es un joven parisino de 20 años que, de un día para el otro, debe hacerse cargo de la hija de su hermana que muere en un atentado. Él es el único que puede hacerse cargo de Amanda y, si bien, al principio le cuesta su nueva tarea, luego se va acercando a la niña hasta construir una verdadera relación de amistad y familia.

Amanda es un drama familiar clásico. Incluye romance, muerte y una niñez trágica. La relación entre David y Amanda avanza como esperamos y el final se vuelve predecible. Al comienzo hay cierta tensión entre los personajes pero luego esta tensión se aliviana y los vemos disfrutar de su relación a su manera.

La película aborda temas actuales y polémicos como los atentados y la conformación de la familia que se aleja del trinomio padre-madre-hijo o hija. Se puede entrever una critica a la sociedad moderna y como funcionan las emociones.

Amanda logra mostrar a los personajes en su peor momento, intentando mantener un equilibrio entre lo que se siente y lo que se muestra que va mutando a lo largo de la trama. Los dos actores principales logran transmitir esta montaña rusa de emociones, en especial Isaure Multrier (Amanda) hacia el final de la película, cuando la vemos llorar y expresar todo su dolor y liberación finalmente.

Mikhaël Hers logra representar de una forma convencional pero con sus elementos simpáticos el trauma de la pérdida familiar, el duelo y el drama que esto conlleva. También podemos decir que el director no asume ningún riesgo y cae en diversos lugares comunes, apelando a la empatía del espectador. Amanda puede resultar una película con un ritmo lento en algunos momentos pero logra que nos compenetremos con la particular historia de David y Amanda y la evolución de su relación.