Ama-San

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Tras un largo recorrido por festivales (y no pocos premios), se estrena en la Sala Lugones del Teatro San Martín este segundo largometraje documental de la realizadora portuguesa Cláudia Varejão producido por la prestigiosa cooperativa Terratreme Filmes y rodado íntegramente en Japón. Es que es allí, en un pueblo pesquero perdido en la península de Shima, unas pocas mujeres mantienen una tradición milenaria (lo de milenaria no es una exageración ya que comenzó hace más de mil años) que consiste en sumergirse en el mar en busca de valiosas perlas. Se trata de una actividad exclusivamente femenina y la mirada atenta pero respetuosa de Varejão (al extremo de que no hay música incidental ni movimientos de cámara y los cortes de montaje son escasos) nos acerca a tres mujeres ya veteranas que generan respeto pero al mismo tiempo provocan cierta incomprensión en el resto de la comunidad.

La directora muestra la intimidad de estas señoras que llevan más de 30 años buceando (sin tubos de oxígeno, por supuesto) con sus dinámicas familares, su religiosidad, su pasión por la música (sobre todo el karaoke) y sus rituales (prepararse antes de tirarse en el mar implica una compleja ceremonia). Un bello y austero documental observacional que retrata a estas entrañables Ama-San (“mujeres del mar” en japonés), independientes y autosuficientes, precursoras del feminismo en una sociedad patriarcal y conservadora como la japonesa, incluso cuando el concepto de feminismo ni siquiera formaba parte del debate.