Alma pura

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

No estoy loca (solo es una película mala)

Roberto Salomone, cuyo antecedente reciente en la dirección fue la fallida Diez menos (2018), regresa al cine con Alma Pura (2020), otra propuesta anacrónica en cuanto a forma y contenido que gira en torno a una artista plástica envuelta en un halo de locura.

Sofía (Ingrid Grudke) es una artista plástica que acaba de recibir el alta de un centro psiquiátrico. Su hermana (Malena Sánchez) la espera para llevarla a la casa donde va a instalarse para volver a comenzar. Ella es quien se encarga de las exposiciones, ventas y todo aquello que rodea al mundo del arte y ejerce cierta presión para que Sofía retome la pintura. A medida que los minutos avanzan descubrimos que los padres de ambas murieron en una tragedia ocurrida en la casa que va a ser su nueva residencia, casona ubicada en el medio de las sierras y donde pasan ciertas cosas raras. ¿Realidad o pura imaginación surgida de la locura?

La historia de Alma Pura navega a través la inestabilidad emocional de la protagonista para intentar construir un thriller fantástico con pinceladas de ¿terror? en donde la imaginación y la realidad se entrecruzan en un limbo bizarro, sobreactuado y arcaico. Salomone, que como la protagonista parece haberse quedado estancado en el tiempo, escribe y dirige una historia como si el cine no hubiera cambiado en los últimos 40 años.

La idea, que sin ser original podría haber tenido un resultado al menos digno, termina naufragando en un mar de decisiones incorrectas que comienzan por la elección de la protagonista, continúan con una serie de giros narrativos absurdos e insostenibles, diálogos que rozan el ridículo, situaciones forzadas sin ninguna necesidad que hacen que la historia se estanque en lugar de fluir, una banda sonora que se escucha durante los 90 minutos buscando justificar no se sabe qué, para terminar con una supuesta pretensión artística y psicológica que resta más de lo que suma. Estos son solo algunos de los problemas a los que se enfrenta Alma Pura, una de esas películas que pica en punta para convertirse en el peor estreno argentino del año (y eso que recién es abril).