Alien: Covenant

Crítica de Marcos Ramón - La cuarta pared

Es imposible hablar de Alien: Covenant sin antes destacar cómo evolucionó el núcleo de la historia iniciada allá por 1979, año en el que el maestro Ridley Scott realizó una obra maestra del cine de terror/ciencia ficción: la tripulación del U.S.C.S.S. Nostromo, una nave espacial que hace una parada de emergencia en un planeta desconocido, es acechada por un ente letal. Tenemos así un film que es asfixiante, en donde el miedo pasa por aquello que no podemos ver (hasta el final, claro). La premisa es clara: un bicho feo y mortífero, una heroína patea traseros llamada Ellen Ripley (Sigourney Weaver), y una nave de la cual nadie puede escapar.

Siete años más tarde llegaría James Cameron para volver a cambiar ese núcleo, llevándolo al terreno del cine de acción ochentoso, puro y duro. Sin sutilezas de ningún tipo, en Aliens todo es más explícito: no solo vemos al monstruo principal (a.k.a xenomorfo), sino que vemos a muchos de ellos e incluso a una reina. ¿La premisa? Bichos a rolete, heroína patea traseros, grupo de militares, y tiro, lío y cosha golda.

Luego tendríamos varias películas medio pelo (aunque personalmente las amo a todas, incluso las Alien vs. Depredador; vengan a de uno), hasta que en el 2012 el padre de la bestia decidió volver a la saga con Prometheus. Esta película se había vendido como "la precuela de Alien", pero en realidad la idea era expandir la mitología para mostrar que había todo un universo inexplorado. Esta vez la premisa era más existencial: ¿De dónde venimos? ¿Por qué fuimos creados? En Prometheus, Elizabeth Shaw (Noomi Rapace), nuestra nueva heroína, parte con su equipo en busca de los creadores de la raza humana; es así como conocemos (o algo parecido) el origen de una especie mucho más compleja. Muchas preguntas fueron planteadas, pero los espectadores obtuvieron pocas respuestas y se quedaron con las ganas de ver al xenomorfo, la estrella principal de la saga.

Y así llegamos al 2017, con la nueva Alien: Covenant tomando todos los elementos de estas tres entregas principales y combinándolos para lograr una película entretenida, llena de acción (y sangre), que además se encarga de responder las preguntas planteadas en Prometheus. Es una continuación directa de ésta y, por ende, sigue esa temática "existencial", pero esta vez con un invitado especial: el xenomorfo. No obstante, el alienígena no es la atracción principal de la trama. Esta entrega pasa por otro lado, más específicamente por las intenciones megalomaníacas del androide David, personificado por el increíble Michael Fassbender.

Covenant posee una historia bastante simple y directa (aunque se tome su tiempo, una vez que la acción arranca no para un segundo hasta el sorpresivo final). Ridley Scott es un gran narrador y, mas allá de alguna que otra escena que puede resultar un tanto aburrida, las dos horas de duración se te pasan volando. El director se da el gusto de contar la historia que le interesa a él, pero a la vez dejando un sinfin de guiños para los fanáticos ¿Alguien dijo fanservice? ¡Sí! Por el lado visual, la fotografía es maravillosa y hace que te pierdas dentro de los planos (si tienen la oportunidad, no dejen de verla en IMAX).

A excepción del doble rol de Fassbender, el resto del elenco está solamente para que la historia avance de alguna manera y, de paso, ser carne fresca para los no tan simpáticos bichos que hay dando vueltas (la novedad son los Neomorfos, una version previa del mítico alien). De entre todos ellos, los dos que más se destacan son la experta en trasformación, Daniels (Katherine Waterston), una heroína que se la banca y tiene tremendos ovarios para pelear mano a mano contra los bichos... aunque no resulta tan interesante como Shaw o Ripley. El que sí resulta copado, pero con una gama emocional dudosa, es Tennessee (Danny McBride, en rol muy distinto a los que suele interpretar).

Como verán no todo es color de rosas, ya que hay varios puntos flojos, empezando por toda esta mezcla de elementos conocidos que termina dando la sensación de que estamos viendo una especie de remake, un híbrido de situaciones que ya vimos con anterioridad. Los personajes, por otra parte, toman decisiones tan estúpidas e incoherentes que es difícil creer que hayan pasado el filtro de la primera lectura del guión.

En definitiva, si sos un entusiasta de la franquicia la vas a pasar bomba y vas a querer saber más y más sobre este universo; si fuera por mí, podría seguir viendo esta saga aunque ya se haya agotado su vida útil. La contracara es que aquellos que sean ajenos a la historia seguramente la disfrutarán menos y será una película que pase sin pena ni gloria.

(Nota de color: Muchas escenas que aparecen en los tráilers no aparecen en el corte final. Por lo general es una buena estrategia, pero en este caso me gustaría ver todo lo que no quedó).

VEREDICTO: 7.5 - FANSERVICE

Muchos se habían quejado de que Prometheus no mostraba al alien original, así que Ridley Scott hizo la suya: continuó con la historia que quería contar y de paso les dio una "probadita xenomorfa" a todos los que querían ver al bicho. Que no queden dudas: Alien: Covenant está lejos, muy lejos, de ser una precuela de Alien.