Alicia y el Alcalde

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Un film francés de ideas e ironías. De gran pirotecnia verbal que ilustra con inteligencia los manejos del poder y la política. Para el talentoso Fabrice Lucini el personaje de un viejo alcalde de la ciudad de Lyon con serias posibilidades presidencialistas, es un personaje perfecto. Más aún cuando siente que se quedó sin ideas, que prácticamente está incapacitado para pensar, que ya no lee y está rodeado de un equipo hiperprofesional que todo lo mide en frases de focus group, minutos contados para cada entrevista y mide cada paso y cada movimiento estratégico en función de la eficacia del momento. A ese mundo de feroz competencia, donde cada uno disputa sus centímetros de poder, llega una joven graduada en filosofía, acostumbrada a la lectura y los cuestionamientos, como una mosca blanca que pone todo en discusión. Esa joven encarnada por la encantadora actriz Anais Demoustier es la voz intelectual que interpela al alcalde y los fascina, porque con esta empleada para el difuso trabajo de aportar ideas nuevas, ella plantea y él se cuestiona, idearios, viejas plataformas, miradas del mundo, objetivos. Pero también ideas sobre la derecha y la izquierda con sus métodos, el progresismo, la necesidad de escuchar a los electores. Asi la joven recién llegada escala posiciones de poder y todos quieren destruirla, envidiosos de su vertiginoso ascenso en el círculo intima del poderoso. Un film fascinante de Nicolás Parisier, disfrutable del principio al fin.