Aliados

Crítica de Mariana Mactas - TN - Todo Noticias

Una del Hollywood clásico, pero en la actualidad. Con Robert Zemeckis (Volver al Futuro, Forrest Gump) en la dirección, un guión de Steven Knight (Promesas del Este, Locke) y un preámbulo en Casablanca, la nostalgia y el glamour de una historia de amor entre espías encubiertos de la segunda guerra mundial, tenía todo para una épica con mayúsculas. Sumándole el ingrediente extra de unir en la pantalla al primer Brad Pitt post Brangelina con la francesa internacional Marion Cotillard.

Es la historia de dos agentes aliados que se hacen pasar por marido y mujer con el objetivo de asesinar al embajador alemán. Desde los primeros encuentros, actuados para los mirones, está claro que hay una atracción real entre ellos, aunque esa claridad está dada desde el guión -ahora la mira de reojo mientras se desviste, ahora comparten una copa en la terraza nocturna- que desde el pulso o la química entre los actores, sobre todo Pitt, más distraído y aburrido que nunca. Es que no basta, para transmitir pasión real, con que un hombre y una mujer se acaricien frente a una cámara.

Él, Max Vatan, parece tomarse al pie de la letra lo que dice ella, Marianne Beauséjour, en la película: "El error de los agentes encubiertos no es tener sexo entre sí, sino tener sentimientos". Una primera parte casi de trámite en el desarrollo de esa relación da paso a una segunda en la que, con la pareja consolidada, se instala un clima de misterio. Ahí viene lo mejor de Aliados, con el despliegue de sus dos o tres intrigantes vueltas argumentales que intentan despertar hasta al aletargado protagonista.

A excepción de su único chiste sobre los sopores del matrimonio, los diálogos de la película son de una medianía notable, pero sobre ellos se cocina la mayor virtud del filme, su creciente sensación de enrarecimiento, de que todo está demasiado bien demasiado rápido. Con un poco más de sangre en las venas y una historia menos acomodada a las necesidades de un film, quizá la épica hubiera llegado, esa sensación de grandeza que acá queda a mitad de camino: en un opaco melodrama romántico entre dos que dicen quererse mucho.