Aliados

Crítica de Leonardo González - Río Negro

“Aliados”: amor (y traición) en tiempos de guerra

Año 1942, Segunda Guerra Mundial. Max Vatan (Brad Pitt) es un agente oficial de inteligencia que se infiltra en la ciudad de Casablanca, Marruecos. Allí se encuentra con Marianne Beauséjour (Marion Cotillard), una luchadora de la resistencia francesa con quien debe trabajar en equipo para cumplir una misión: matar al embajador alemán durante una fiesta.

En los días previos al evento, ambos deben hacerse pasar como marido y mujer, hacer relaciones públicas y repasar todo el plan del atentado para evitar fallas. Es una misión en la que tienen muy pocas chances de sobrevivir, y lo saben. Eso ayuda a que, lentamente, se vayan enamorando. Por suerte, todo sale bien y escapan ilesos. Lo que hace Max es llevarla a Londres, para poder casarse y estar finalmente juntos. Aunque la guerra continúa, mientras él sigue trabajando como oficial, su vida juntos florece y hasta tienen una hija.

Pero un día a Vatan le comunican que Marianne podría ser en realidad una agente doble al servicio de los nazis y ponen en marcha un plan para verificar si esto es así. Será entonces cuando, dolido por la información que le dan, empiece a sospechar y lleve a cabo una investigación para descubrir la verdad sobre su esposa. Si descubre que es cierto, se verá obligado a matarla, porque si así no lo hace lo ejecutarán por traición.

De esto trata “Aliados” (Allied, 2016), la nueva película del director Robert Zemeckis que, según el guionista Steven Knight, está basada en una historia que le contaron cuando era joven. La parte bélica es sólo una excusa para contar esta historia de amor que en algún momento intenta jugar más con la angustiante duda del protagonista que otra cosa. Y también pretende que el espectador sufra en ese proceso con él. Pero el realizador de “Volver al Futuro” (Back to the Future, 1985) no logra potenciar eso, ni juega demasiado a ese juego de sospechas encontradas que hubiese enriquecido más a un film que parece quedarse sin potencia. Es como si fuera un automóvil que pasa de nafta a gas.

Otra cosa que llama la atención son las actuaciones. Bah, en realidad la actuación de Pitt, ya que Cotillard está tan fresca, efectiva y hermosa como siempre. Al galán rubio se lo ve algo incómodo tratando de ponerse en la piel de un personaje que no habla mucho y que debe transmitir más con su cara y sus gestos. Es muy raro que un actor con tanto oficio y que, por lo general, enamora fácilmente a la cámara se lo vea tan fuera de lugar.

Toda la recreación de época es increíble, con unos escenarios y vestuarios maravillosos, y un guiño tremendo en la primera parte al gran clásico “Casablanca” (1942). Y no mucho más que eso.

Está claro que Zemeckis es del riñón de Steven Spielberg y se ve mucho de él en este largometraje, pero ni la historia de amor, ni el desarrollo, ni los personajes alcanzan la épica que, por ejemplo, les hubiera dado el realizador de “Rescatando al Soldado Ryan” (Saving Private Ryan, 1998).

Sí, lo sabemos, Spielberg saca oro de las rocas, pero también Zemeckis es un talentoso con una larga trayectoria de filmes emblemáticos. ¿Qué lo llevó a querer realizar este largometraje y de la forma en que lo hizo? Nos quedaremos con la duda.

“Aliados” se erige entonces como una película menor que no quedará en la retina ni en la memoria del público por demasiado tiempo. No es que sea mala, pero tampoco guarda mucha diferencia con aquellos films de Danielle Steel hechos para televisión. En esta batalla, lamentablemente perdieron.