Algunas chicas

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Para aburrirse, mejor Antonioni

En 1949 Cesare Pavese publicó "Entre mujeres solas", novela breve donde una mujer que supo valerse por sí misma vuelve a su ciudad natal. Allí, por razones de trabajo, se relaciona con gente de la clase alta. Gente apática, indolente, viciosa, sobre todo las mujeres. Una chica más sensible que el resto intenta suicidarse. Las amigas reaccionan con burla y desprecio. Por su parte, la mujer que supo valerse por sí misma siente desprecio por todas ellas. No es esto lo único que pasa.

En 1955 Michelangelo Antonioni llevó la novela al cine, con Eleonora Rossi Drago, Valentina Cortese, Yvonne Furneaux, Madeleine Fischer como la joven sensible, en fin. Principal coguionista, la gran Suso Cecchi D'Amico. Era "Las amigas" ("Le amiche"), buena película.

En 2013 Santiago Palavecino se reunió con Cecilia Rainero, Agostina López, Agustina Muñoz, Ailín Salas y Agustina Liendo, le entregó un ejemplar de la novela a cada una y les propuso improvisar un poco sobre ese texto. El resultado es lo que ahora vemos. Una médica cirujana en crisis matrimonial se toma vacaciones en la amplia casa de una excompañera de estudios, cuya hijastra tuvo un intento de suicidio y carga con un par de amigas que se hacen las misteriosas, o son directamente medio rayadas. De la novela original queda poco (mujeres haciendo huevo, hablando pavadas y lastimándose mutuamente, algo de lesbianismo, alguna que otra frase suelta) y nada. Pero sus responsables la citan como fuente de inspiración.

Para mayor originalidad, paulatinamente se van agregando toquecitos extraños, sonidos de cinta de terror, momentos oníricos de baja potencia, escenas sueltas, vueltas inconducentes, alteraciones inesperadas, siempre con la sana intención de mantener el interés y justificar el divague. Algunos efectos son lindos, y el veterano director Edgardo Cozarinsky agrega un plus apareciendo como taxista nocturno con el nombre de Caronte (algo de lo que nos enteramos recién con los créditos finales). Sin embargo, pese a todos estos chiches, el ritmo general es amodorrante. La película dura lo mismo que la de Antonioni, pero parece mucho más larga y encima carece de sentido.