Alguien más en quien confiar

Crítica de Juan P. Pugliese - EscribiendoCine

La lucha cuerpo a cuerpo

Gabriel Patrono y Matías Lojo realizan un registro pormenorizado del nacimiento y la evolución de El Reloj, la mítica banda nacida Lomas del Mirador que pasará a la historia como la primera en incursionar en el rock pesado en Argentina. Entre la falta de reconocimiento, las separaciones y los regresos, el documental se centra en lo que fue y en lo que pudo llegar a ser.

“Sin la música la vida sería un error”. La frase de Nietzche que resalta en letras blancas sobre un fondo negro será el hilo conductor de la película dirigida por Gabriel Patrono, realizador de Blues de los plomos (2013) y Matías Lojo (Dos locos en Mar del Plata, 2009). Porque antes que nada, los directores rescatan la pasión y el amor hacia la música que profesaban y aún profesan los integrantes de El Reloj.

Si bien Alguien más en quien confiar (2017) supone una cronología a rajatabla como queda establecido desde el subtítulo, la película transita por varios caminos que se bifurcan para terminar en un mismo lugar. Desde aquella primera formación de 1970 integrada por Willy Gardi, Tucata Suarez, Eduardo Frezza, Luis Valenti y Juan Espósito hasta la última del 2001, los relatos a cámara y los materiales de archivo dejan en claro que sin pasión y perseverancia la banda nunca hubiera cruzado la General Paz.

Porque esa frontera, que no supone ningún desafío para la mayoría, en el caso de una banda de rock adquiere un sentido simbólico. El Reloj, que empezó en Lomas del Mirador y llenó lugares de Haedo y Ramos Mejía, se alimentaba del boca a boca sin un aparato detrás. Su pico de popularidad llegaría con la primera actuación en el Teatro Astral y luego en el Luna Park pero cuando parecía que pegaban el salto con su primera gira internacional algo cambió.

La nostalgia es un gran componente del largo pero no el más importante. Las personalidades de los integrantes irán desplegándose de los mismos relatos y de los recuerdos que comparten. Y aunque en la película está siempre latente la idea de que la misma banda hubiera triunfado en otro país por el estilo revolucionario que supuso, los protagonistas que se fueron y los que aún quedan de pie demuestran el orgullo de haberla luchado cuerpo a cuerpo.