Algo con una mujer

Crítica de Javier Franco - Cinéfilo Serial

Luego de varios años de producción, la película «Algo con una mujer» será estrenada este 18 de junio, en televisión abierta por el canal Cine.Ar. Un día después se encontrará disponible de forma digital en la plataforma streaming de la cadena. La obra es co-dirigida por Mariano Turek, quien anteriormente se desarrolló como director de series televisivas, y Luján Loioco, directora de «La Niña de Tacones Amarillos», cinta que ganó el concurso Ópera Prima del INCAA (2010), entre otros. También es fundadora de Libre cine, productora de cine independiente que se hizo cargo de la producción de la cinta que nos convoca aquí.

Se trata de un audiovisual basado en la obra «La Rosa» de Julio César Beltzer, que a su vez está inspirado en un hecho real que tuvo lugar en la década del 50. El filme ambientado en el año 1955, relata la historia de Rosa, una ama de casa promedio con el único propósito de ser buena esposa y quedar embarazada. Contrario a su deseo, se encuentra sumergida en la soledad y el aburrimiento ante la ausencia de un marido comprometido en causas políticas. Su profunda devoción y esperanza hacia un futuro mejor, se verán arriesgadas luego de presenciar un asesinato.

Solo se me ocurren elogios para este humilde thriller policial que, sin demasiada pomposidad ni derroche de elementos, logra una pieza audiovisual muy bien acabada, con detalles interesantes y un gran manejo del suspenso al mejor estilo Hitchcock. El primer acierto corresponde a la ambientación. Y es que el contexto político y social (Revolución libertadora) tan caótico que se nos plantea, no es un simple atractivo histórico o estético, sino que cumple un papel preponderante en la historia. Saliendo de su función narrativa, es notable el despliegue de escenografía, arte y vestuario para una correcta adaptación a la época. Cabe señalar que los exteriores fueron rodados en la Ciudad de San Antonio de Areco, un lugar famoso por conservar las fachadas de los inmuebles intactas desde hace décadas.

Desde lo técnico, podemos mencionar la cuidada fotografía, a cargo de Gustavo Biazzi, que denota la dedicación de sus realizadores dentro del set de grabación. El efecto de sentido toma más fuerza al saber que solo contó con escasas cuatro semanas de rodaje. No por tratarse de poco tiempo se limitó a una producción convencional, sino que se dieron la libertad de enmarcar escenas arriesgadas con mucho juego lumínico en donde tiene amplia presencia el uso de la oscuridad e iluminaciones puntuales (entiéndase luminarias leves, velas, linternas, cigarrillos). También es de gran agrado la banda sonora, encabezada por Gabriel Chwojnik, que obtiene composiciones enigmáticas que combinan perfectamente elementos de misterio con sonidos característicos de aquel entonces como la milonga y la cumbia.

Si bien Abel Ayala y Manuel Vignau están muy sólidos y pintorescos en su labor co-protagónica, los aplausos se los lleva María Soldi, quien se pone la obra al hombro y con una presencia casi total dentro del relato, dota de matices a su personaje y nos sume en la búsqueda de la protagonista. Algo muy cautivador que no podemos evitar mencionar es el parecido físico y estético que logran en Rosa, evocando a ‎Audrey Tautou en «Amelie» (2001) con escenas como la del cine o el reflejo en los espejos. Simplemente adorable.

Dada la temática de la película es interesante ver el fuerte, pero sutil, abordaje de la historia desde una perspectiva femenina. Esta decisión le da un aire fresco al género y pone en tela de juicio varias cuestiones en torno al machismo que, aunque se trate de una cinta ambientada en otro tiempo, siguen vigentes en muchos sectores. Turek y Loioco logran una película redondita y entretenida con momentos atrapantes y un desenlace sugerente.