Alfredo Li Gotti. Una pasión cinéfila

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Cine de sesgo hogareño

La película comienza y termina en una sala de cine. Pero la sala "Felix Guliodori", reconocida recientemente por la Diputación, en la persona de su creador, el coleccionista Alfredo Li Gotti, convierte en realidad la pasión de un cinéfilo. Tener su propia sala de cine en la casa y con el nombre de su mejor amigo.

Este señor que inició su gusto por las imágenes en movimiento, cuando su tío le regaló un pequeño proyector, se convirtió, con el tiempo, en un coleccionista. Atrás quedó el trabajo rutinario en Segba, la época en que quiso ser cantante lírico, sus actuaciones en revistas musicales, teatros porteños, hasta llegar a las adquisiciones de proyectores y películas que proyecta a sus amigos.

UNA PASION

El director Roberto Angel Gómez narra una historia de personaje, donde la pasión transforma al protagonista, el que difunde cine mostrando su material atesorado durante años y es capaz de sincronizar voces y música en filmes mudos convirtiendo en actrices a sus hijas y su esposa. Se habla de la particular fauna de los coleccionistas que difieren en aquéllos que juntan y los que juntan y exhiben.

Entrañable narración descriptiva de cines que se fueron, barrios por los que transita don Alfredo, Barracas, La Boca, Parque Patricios, en los relatos de los amigos, que una vez por semana se reúnen para hablar, entre otras cosas de cine.

Fotos fijas y documentales de cuando Corrientes "era una fiesta" con sus carteles luminosos y mucha gente yendo de un espectáculo a otro. Y la magia de esos clásicos de los que Li Gotti se enorgullece y que a través de la película podemos disfrutar: Pepe le Moko, El Cuchillo bajo el agua, Los niños de Paraíso. Este es filme entrañable, hecho con mucha dedicación.