Alcarràs

Crítica de José Rey - Bendito Spoiler

La película veraniega que incluyen a la familia como unidad son siempre muy palpables, cálidas y reconfortantes. ¿Por qué prácticamente en todos los viajes en familia siempre hay peleas? Bueno, básicamente porque así son los viajes en familias. Alcarràs de Carla Simón, ganadora del Oso de Oro en Berlín, no transcurre precisamente durante unas vacaciones, pero si transita un viaje hacia el final de una etapa. Solo queda esperar que del otro lado no falten los duraznos.

La vida del Clan Solé, una pequeña familia rural que cosecha duraznos en Cataluña, está por cambiar. Los verdaderos dueños de las tierras decidieron modernizar el negocio e instalar paneles solares, solo que para hacer eso hay que destruir el huerto. Sin mucho que poder hacer para cambiar esta historia, Quimet (Jordi Pujol Dolcet) terco y amargado pelea con las pocas armas que tiene, mientras su familia lidia con muchas cosas. El retrato de Carla Simón logra entrelazar los elementos de la vida de familia, la tradición agrícola y más importante, el pasado y futuro.

«Estamos en guerra», grita la pequeña y adorable Iris (Ainet Jounou), mientras juega con sus primos. Es eso mismo. Los comportamientos y tradiciones del antes están en peligro. La palabra no vale, se necesitan contratos firmados. Lo orgánico no es suficiente, hay que producir con fertilizantes. Ya no se vive en el campo, hay que mudarse a la ciudad. Esta familia ve llegar de a poco todo lo que amenaza su forma de vida. También están los que quieren ver hacia el futuro como el cuñado y la hermana de Quimet, pero son tratados de traidores. O los que no tienen fuerzas para pelear más, como el gran abuelo de la familia. Incluso el mismo Quimet sabe que no hay mucho más que hacer, por eso insiste en que su hijo estudie.

Simón a través de esta simple historia logra capturar el sentido de familia, pero sin intervenir. Hay algo de neorrealismo en el film. Como testigo recoge los hermosos paisajes, el sudor del trabajo o juegos infantiles, la imaginación de los chicos, la rabia de la adolescencia, la mirada perdida de aquel que perdió, el baile frenético del que busca respuestas, el dulce de las frutas y la contemplación de un mundo que ya no es.

A destacar como inicia y termina Alcarràs. Al principio vemos a los pequeños chicos jugando en un carro hasta que una máquina de construcción llega y se lleva al carro. Como si se tratara de un virus, el último plano (uno de los mejores de este año) es otra maquina devorando los huertos mientras ellos juegan como si no pasara nada. Todo el film resumido allí. Ahora si me disculpan, necesito urgentemente conseguir algunos duraznos, sepan entender.