Alba

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Cinco años de producción distaron hasta el estreno, en 2016, en el Festival de Rotterdam, de “Alba”, la ópera prima de Cristina Barragán, cineasta ecuatoriana. Premiada en la sección Horizontes del Festival de San Sebastián, y habiendo obtenido diversas premiaciones a lo largo del mundo, “Alba” ofrece una mirada tan universal como personal. Barragán plasma una sentida huella personal que posiciona su film como un referente de la emergente industria latinoamericana. El nombre de la película refiere a la niña de 11 años (en la piel de la actriz Macarena Arias), introvertida y solitaria, que protagoniza la película. Su niñez muere y da paso a la adolescencia, con el deseo de concretar sus fantasías de incipiente juventud e insertarse socialmente, aún proviniendo de una familia disfuncional y escindida. Con una mirada sincera, sensible y despojada de artificialidades, se configura una historia desarrollada en diversos lugares de Ecuador (como Quito y Santa Elena). En “Alba” se reconoce una mirada hacia el amor, la amistad, la feminidad y los vínculos que establece un adolescente bajo un paradigma en absoluto menor: las redes sociales y la virtualidad juegan un papel preponderante. Superando complejos y traumas de su antigua convivencia, este floreciente ser se abrirá al mundo.