Alanis

Crítica de Vanesa Fognani - Notinac

Hace justo una década que ví mi primera película de Anahí Berneri, Encarnación. Silvia Perez, una extinta vedette de los años 80, refuerza el vínculo con su sobrina quinceañera llevándola de viaje un fin de semana. El paso de tiempo y el encuentro de estas dos generaciones que se sienten atraídas por el mismo hombre muestran el mundo femenino de una manera romántica poniendo el ojo en el impulso de la juventud y la mesura de la madurez. La directora convence y atrae en esta película en donde las protagonistas son mujeres. Cuando se enfoca en la mujer, el cine de Berneri se vuelve fuerte, y así lo hace en Alanis, su última película. De yapa trabaja Sofía Gala quien entiende el oficio de la actuación y nunca defrauda. Esta vez, Berneri retrata la vida de una prostituta que se llama Alanis, sí como la cantante.

Alanis camina con su bebé (Dante Della Paolera) por Once en busca de asilo en su desalojo. Es joven, y ejerce por elección el oficio de la prostitución. Sofía Gala le pone el cuerpo a esta muchacha que sufre, pero nunca se victimiza, ni crea un resquemor en el espectador. Es una mujer que ha decidido ser prostituta y tiene que lidiar con la discriminación, la violencia estatal, y con la falta de oportunidad incluso dentro del ejercicio de su profesión. El metraje pega en lo más íntimo de la esencia femenina. Emociona ver a esta madre divagar con su hijo por el cotillón de la vida, cada pausa en la narración propone una descripción del personaje principal.

Alanis monologa en esta película que describe la soledad en la vida de una mujer que debe criar a su hijo sin una figura paterna. El pequeño con su extrema simpatía (es el hijo en la vida real de Sofía) le da ese toque de ternura a la película. Alanis debe hacerse un futuro junto al niño pero las cosas serán dificiles para esta joven que vino de Cipoletti a trabajar en un privado. La película es dura y hasta duele, uno se quiebra viendo cómo Alanis es víctima de la misoginia desmedida del mundo.

Sofía Gala demuestra su compromiso para con la película y contruye una Alanis que se muestra vulnerable, pero fuerte a la vez. Cada golpe lo expresa en el cuerpo, Berneri la muestra abatida, pero nunca la deja caer: La muelen a palos, sangra, llora, pero aún así sigue adelante. Alanís es una gran película, y es imposible no sentir empatía con el personaje femenino quien se pasea con sus calzas de color, y su rouge intenso dignificando su rol de mujer y de madre. Una película que hay que ir a ver.