Alanis

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

El nuevo film de la directora Anahí Berneri (Un año sin amor, Encarnación, Aire libre) es un retrato directo y sin filtros de cómo una mujer entrega su cuerpo para salir adelante. En la piel de la joven que da título a la película, Sofía Gala se expone al 100% para contar una historia que no dista de la dura realidad, al punto de parecer no tener un conflicto, porque lo es en sí; es algo que vemos y oímos a diario, aunque lo ignoremos.

Alanis (¿será o no será por Morrisette?) vive en un departamento con una compañera mucho más veterana y el pequeño Dante, que no es otro que el propio hijo de Sofía, hasta que unos inspectores irrumpen en el edificio y las desalojan. Mientras Gisela (Dana Basso en una muy interesante performance) es detenida, Alanis busca asilo en lo de una tía que tiene un negocio de ropa en Once. A partir de allí es donde comienza a verse reflejada la miseria de este tipo de vida; trabajar como puta no es exactamente la mejor forma de encontrar la dignidad que todos merecemos, pero uno empatiza con ella en esa búsqueda, especialmente gracias a su costado maternal que choca bastante con el contexto que plantea la película, el cual es durísimo.

Imaginen esa contraposición entre el sexo desinteresado y forzado versus una mamá con cara de nena amamantando en primer plano de pantalla gigante… Son dos cosas de la naturaleza humana que hasta han ingresado en el plano del tabú (sí, lamentablemente todavía hay gente que mira con asco a una madre que da la teta a su bebé en un lugar público).

Sofía Gala no es quizás la persona más suelta del mundo para actuar y la verdad es que en un rol tan comprometido tanto a nivel físico como psicológico hubiese sido lindo ver a una actriz un poco más desenvuelta, sin faltarle el respeto a quien asumió semejante responsabilidad, claro. Sea como sea, Alanis es un film pequeño en su ejecución, pero con un mensaje muy pesado que es un frentazo contra una pared de concreto que se ve horrible y que es nuestra pura realidad cotidiana. Una muy correcta fotografía y una trama que abre y cierra sin dar lugar a dudas acerca de lo que la directora quería contarnos, pero sí planteando cuestiones que merecen ser reflexionadas por todos nosotros.