Alanis

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Madre y prostituta, las dos caras en la vida de Alanis, el nuevo film de la realizadora Anahí Berneri, quien se asoma al mundo interior de sus personajes luego de Aire libre, Encarnación, Por tu culpa y Un año sin amor.

En Alanis, el film protagonizado por Sofía Gala Castiglione y su hijo Dante Della Paolera en la vida real, la historia focaliza en esta mujer sin posibilidades de supervivencia a no ser por la explotación de su propio cuerpo. Vive en un departamento alquilado donde recibe clientes hasta que dos inspectores municipales clausuran su hogar y se llevan a su compañera Gisela -Dana Basso-, acusada de “trata”.

Sin dinero y en la calle, se ve obligada a irse a vivir a un negocio de Once, entre percheros y una vidriera que da a la calle, mientras combate sus propios fantasmas y una realidad que parece no darle posibilidad. Entre la atención de su bebé, la lucha por el "territorio" con otras prostitutas, el vacío legal y víctima de una forma de esclavitud, Alanis es símbolo de supervivencia en este relato que espía a personajes marginales que se cruzan en el camino de la protagonista y que también buscan su lugar en el mundo.

Sin otra intención que la de retratar tres días en la vida de Alanis -¿Te llamás así por la cantante?, le dice una compañera-, el film tiene conexión con Un año sin amor, donde el cuerpo corrompido y explotado trasciende a la historia misma.

Sofía Gala Castiglione presta cuerpo y alma en escenas que son descarnadas y transmiten la sensación de angustia y frialdad, entre clientes violentos, patovicas y compañeras que siguen su mismo camino. Un paréntesis de horas que sirve para ilustrar su peligroso mundo cotidiano.