Alanis

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

En medio de diversas posturas y un feminismo dividido frente al trabajo sexual, la directora Anahí Berneri presenta su nuevo film Alanis, un relato profundo y urgente que atraviesa tres días en la vida de una prostituta y su pequeño hijo.
Comodoro Py, en medio de una declaratoria, el fiscal le pregunta a la protagonista: ¿Qué haces con tu hijo cuando atendés? Ella le dice: ¿Y vos que hacés? ¿Quién está cuidando a tu hijo mientras trabajás? ¿Vos trajiste a tu hijo acá? Bueno, cuando yo atiendo, tampoco traigo al mío.

El actor judicial no entiende como Alanis siendo prostituta puede al mismo tiempo criar a su hijo de un año y medio. Lo único que puede hacer frente a su relato es inmediatamente victimizarla y estigmatizarla. Su perspectiva, como la de la mayoría de la sociedad, no le permite internalizar el hecho de que ella elige y entiende su profesión como forma de sustentabilidad. Ella no se siente víctima. Es solamente una trabajadora sexual como tantas otras que viven en el país, utiliza su cuerpo como herramienta laboral. Y sí, también es madre soltera.

Alanis (Sofía Gala Castiglione) es una prostituta y madre soltera que alquila un departamento en el barrio de Once junto a su compañera, Gisela. Ambas utilizan el inmueble como privado. Haciéndose pasar por clientes, dos policías clausuran su hogar y se llevan a su amiga acusada de trata. Alanis se queda en la calle con su bebé y busca ayuda en lo de su tía, quien le permite refugiarse en su local de ropa. En medio de esta situación injusta, deberá sobrevivir para ganarse la vida, dentro de una sociedad llena de prejuicios y poca inclusión para las trabajadoras sexuales. El film no debate la prostitución sino que visualiza la mirada de sus protagonistas frente a las adversidades que atraviesan diariamente.

Lo que también es visible es el contraste del cuerpo como medio de trabajo y sustento de crianza. Alanis nunca deja de ser madre. Su profesión no influye en el vínculo con su hijo Dante (Dante Della Paolera), al contrario, lo educa, le da la teta y lo protege. Sin embargo tiene que defender constantemente su rol de madre frente a terceros.

La película reflexiona sobre la maternidad, utiliza la relación de la prostituta con su hijo para desmitificar, en cierta manera, el insulto “hijo de puta” mundialmente utilizado. El vínculo entre Alanis y Dante se da de manera natural, como en cualquier otro, y el hecho de que estén interpretados por madre e hijo en la vida real influye para validar ese mensaje. La interpretación de ambos traspasa la cámara y se vuelve íntima desde su propio lenguaje.

Desde su dirección Berneri refleja una realidad latente para las trabajadoras sexuales y que actualmente pocos quieren debatir y mucho menos visualizar. Los tres días de la vida de la protagonista alcanzan para mostrar la hipocresía en relación a la profesión, el vacío legal que existe, la persecución diaria y la falta de políticas públicas.