Aladdín

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Las remakes live action de Disney no terminan de despegar y ésta puede considerarse como su peor incursión en este terreno. Un pésimo guion, números musicales sin alma y un elenco que no transmiten absolutamente nada son las principales características de esta película que no le hace honor al material original.

Hace ya unos años Disney Studios está apostando a volver a cautivar al público con sus historias más populares y aquellas que supieron marcar las diferentes épocas de oro de la empresa del ratón. Ya lo había hecho con La Bella y la Bestia (2017) y más temprano en éste mismo año le toco a Dumbo una remake con humanos de carne y hueso. Una de las primeras películas que vio luz verde para esta nueva senda de los estudios fue Maléfica (2014) que si bien no sirvió como una remake, funcionó bastante bien teniendo en cuenta que no era otra cosa que la historia de la bruja de La Bella Durmiente (1959) a la gran pantalla, todo esto en forma de precuela/spin-off. Pero el 2019 aparenta ser el año en el que Disney apuesta por este nuevo movimiento de volver a despertar al público con sus películas mejores valoradas previamente, porque si tenemos en cuenta el resultado de esta movida, aún no han tenido la mejor de las valoraciones en cuanto a la crítica y tampoco la mejor recepción con el público. A pesar de ese vaivén en la opinión general, los ejecutivos encargados del desarrollo de diferentes proyectos siguen apostando a estas producciones. En este año aún hay historias por ver y son de esas que nos dan justo en la nostalgia como lo son en julio con El Rey León y la película que ahora nos compete: Aladdín (2019).

Esta remake está dirigida por Guy Ritchie (Sherlock Holmes, 2009) y cuenta la historia de Aladdín (Mena Massoud) un ladronzuelo que vive en las calles de Agrabah con su pequeño amigo Abú, un mono con el que comparten profesión y así logran sobrevivir a los días y noches de la ciudad arábica. Pero para Aladdín todo empezará a cambiar cuando de pronto el Gran Visir del Sultán, Jafar (Marwan Kenzari) le propone recuperar una peculiar lámpara de aceite de la Cueva de las Maravillas, un lugar escondido en el medio del desierto que alberga una gran cantidad de tesoros pero que solo aquel que es digno puede entrar. Aladdín, obnubilado por querer ser parte de la alta sociedad y así poder conquistar a la princesa Jasmín (Naomi Scott), accede a este trato pero se ve traicionado por Jafar y abandonado sin escapatoria dentro de la cueva. Allí encontrará la lámpara y se dará cuenta de que en ella habita un Genio (Will Smith) que le concederá tres deseos con los que podrá, entre otras cosas, escapar de la cueva y hacerse pasar por un príncipe para intentar ganarse el corazón de Jasmín y la aprobación del Sultán (Navid Negahban) mientras que Jafar ideará un plan para quedarse con el reino a cuesta de todo.

¿Hasta cuando? Debe ser la pregunta que el mundo cinéfilo se hace cuando se anuncian, por año, un mínimo de 2 remakes de clásicos de Disney en versiones live action. Evidentemente las ideas no abundan en las oficinas del monopolio audiovisual más grande y poderoso del mundo y del estudio que una vez supo marcar tendencia por su creatividad y originalidad, mucho no parece quedar. Bajo ese panorama es que se estrena esta película que no solo no hace honor al material original sino que tampoco cumple con las condiciones mínimas que debería presentar una película del género (musical) que pretende ser. El guion está escrito con un desgano evidente y en aquellos puntos fuertes, que supuestamente deberían tener, es donde menos capacidad narrativa tienen y menos emotividad producen. El director, que más que nada es reconocido por hacer películas de acción con abuso de slow motion, no es capaz de formar una historia convincente y si bien se nota que mete mano en lo que puede, no logra generar momentos de empatía, diversión, drama, ni de suspenso. Claro que las culpas son compartidas porque del guion donde también forma parte John August, uno de los colaboradores fetiches de Tim Burton, no logra imponer su calidad haciendo que aquellos momentos que podrían haber sido destacables se conviertan en quimeras. El humor es muy poco efectivo y si alguna risa se escapa es más por vergüenza que porque verdaderamente haga reír.

Aspectos positivos hay muy pocos pero valen la pena ser destacados. La paleta de colores utilizada y la fotografía están correctas, pero da la sensación de que podrían haber logrado una mejor labor si hubiesen puesto el foco en ese aspecto. En los números de baile si bien las coreografías se notan carentes de alma, en lo estrictamente coreográfico son bellas a simple vista y por lo menos el entretenimiento está asegurado. Ese debe ser el gran acierto de esta película que a pesar de sus fallas tan notorias, y al tener una duración de dos horas y diez, el tiempo pasa rápido y no se sufre. Otro aspecto positivo, a medias, es la utilización del CGI en el de desarrollo de algunos personajes que en casos puntuales está utilizado de una manera muy eficaz pero en otros no lo están tanto.

Las actuaciones tienen un nivel mediocre y van con el desarrollo de todos los personajes. A diferencia de la película original, en esta oportunidad hay más personajes con el simple hecho de alargar la trama, una diferencia que no está mal pensada pero si está ejecutada de la peor manera. La inclusión de Will Smith en el reparto fue uno de los temas que más ruido hizo cuando se dio a conocer el elenco y todo lo que se sospechaba que iba a suceder, terminó sucediendo. Las vueltas de guion para mostrarlo de manera humana abundan, se le da un arco argumental propio que roza lo lamentable y las canciones que él interpreta, hasta tiene una propia, abusan del recurso del rapeo y hip-hop. Una intención claramente intencional por su conocido pasado rapero. Otro de los puntos más flojos es el de el antagonista en manos de Marwan Kanzari, un actor que no demuestra ningún dote actoral como para ser el villano principal de una película que esta pronosticada como blockbuster. El resto pasa desapercibido.

Esta remake de Aladdín quedará en el olvido inmediatamente después de ser vista. Obviamente que sea una historia ya conocida y con bastante arraigo en la cultura popular facilitará a Disney recuperar un poco de su inversión, pero si se esperan un éxito en taquilla, podrá, seguir recaudando billetes por parte de otro de sus quioscos ya que Avengers: Endgame la sigue levantando en pala. Le deseamos mejor suerte a Timón y Pumba en El Rey León.