Al filo del mañana

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Loco x el Cine

Retroceder Siempre, Rendirse Jamás

Desde que el querido y recordado – eterno – Harold Ramis estrenó su clásico Hechizo de Tiempo (1993) con el no menos querido Billy Murray, surgieron innumerables imitadores que pretendieron usar la misma lógica para relatos puramente de ciencia ficción o thrillers fantasiosos.

La premisa era similar a la de Volver al Futuro. ¿Si podrías regresar todas las veces que desees en el tiempo, a un día particular y repetirlo, que cosas cambiarías para mejorar tu futuro?

Los viajes en el tiempo existen desde que H.G. Wells escribió “La Máquina del Tiempo”, pero justamente películas como las de Zemeckis y Ramis fueron las más exitosas y recordadas, siendo al mismo tiempo, las que menos elementos de ciencia ficción contenían (al menos la primera y tercera parte de la trilogía de Marty Mc Fly). ¿Por qué? Porque la ciencia ficción era meramente una excusa para darle un giro original a comedias románticas – o en el caso de Volver al Futuro 3 – un western humorístico. El grave error que cometieron siempre los imitadores de ambos clásicos es que prefirieron priorizar lo más obvio – los viajes en el tiempo, tener a personajes más pendientes de los viajes que del conflicto interno que los aquejan – que la metáfora del film.

Hace unos años, Duncan Jones – hijo del viajero interstellar David Bowie – se animó a repetir la fórmula en 8 minutos antes de Morir, un thriller que se agotaba… a los 8 minutos, ya que la fórmula terminaba siendo remanida, monótona y absurda.

Al Filo del Mañana tiene una premisa más cercana al film de Jones que de Ramis. En un futuro no muy lejano, se libra una batalla con extraterrestres que destruyen la mitad de Europa. Gracias al triunfo de la Capitana Rita que logró derrotar a los monstruosos bichos – mezcla de Aliens, Especies y los robots de Matrix - los humanos han ganado una pelea, pero no la guerra. Ahora se acerca el Día D, y se espera una invasión que empezaría en el sur de Francia. Un capitán estadounidense, William Cage (Cruise), ministro de propaganda, es enviado al frente, en contra de su voluntad, junto a un pelotón suicida. Ni bien pisa la playa, Cage es asesinado por uno de los alienígenas. O así se supone que sea. Cage despierta el día anterior vivo. Pronto se da cuenta que empieza a revivir todos los sucesos del día, una y otra vez hasta que consiga derrotar la fuente extraterrestre. Ayudado por la famosa Rita (Blunt) y un científico medio loco (siempre eficaz Noah Taylor) cuya función es darle explicaciones a los espectadores que siempre necesitan respuestas, Cage deberá morir constantemente y repetir su día para cumplir la misión. La clave es no sobrevivir.

El guión escrito por varias manos y basado en el cuento japonés “All You Need is Kill” de Hiroshi Sakurasaka, tiene las suficientes vueltas de tuerca para no caer en la monotonía de 8 minutos… La estructura recuerda más a un video juego de estrategia, con un personaje dando vueltas por diferentes escenarios, y que cuando muere tiene la capacidad de revivir y superar los obstáculos que no superó en la vida anterior.

Doug Liman, su director consigue varios méritos. En primer lugar, le aporta suficiente humor al entrenamiento de Cage – ridiculizando el comportamiento de Cruise, una suerte de Joel Goodsen (Negocios Riesgosos) de 50 años, con sonrisita compradora incluida – y jugando con el rol de estrella del actor, como había hecho con Brad Pitt y Angelina Jolie en Sr. y Sra. Smith. Por otro lado, le da bastante vertiginosidad y dinamismo al relato, aportando pocos descansos al espectador, dejando a un costado posibles subtramas románticas o sentimentalistas que tanto le gustan a Cruise en otras películas. Es el triunfo de Liman sobre el protagonista, en ese sentido. La frialdad de Emily Blunt le otorga un carácter casi masculino e irónico al personaje, que la actriz ya ha mostrado con solvencia en El Diablo Viste a la Moda entre otros films. Aun, con una diferencia de 20 años de edad, la química entre el actor de Misión Imposible y Blunt es bastante verosimil, especialmente, porque Liman prefiere sugerir intentos de “levante” por parte de Cage, antes que mostrarlos en primera mano. La muerte no obtiene un rol solemne, sino una oportunidad de volver a jugar. Los breves instantes caricaturescos de Bill Paxton y su pelotón también consiguen quitarle seriedad al film.

Mezclando Hechizo de Tiempo con Matrix y Rescatando al Soldado Ryan – escenas calcadas de film de Spielberg – Al Filo del Mañana termina siendo una obra entretenida, que no pretende ser más de lo que es. Liman siempre es más efectivo que inspirado a la hora de dirigir, y esta vez no es la excepción.

En los últimos 20 minutos, la película decae un poco y se convencionaliza, pero aún así, el resultado es bastante atractivo. Lo suficiente para revivirla, posiblemente, una segunda vez.