Al filo del mañana

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Hechizo del tiempo

Hay muchas películas basadas en videojuegos y otras tantas que apuestan por una apropiación estética de esos mundos construidos con ceros y unos. Pero Al filo del mañana es quizás la primera que aprehende el zeitgeist gamer, apropiándose de todas y cada una de las particularidades de los 3D Shooters (desde Return to Castle Wolfenstein hasta el Medal of Honor, pasando por el Call of Duty y Doom) para hacer de las posibilidades del reseteo una norma narrativa.

Dirigido por el irregular Doug Liman (Viviendo sin límites, Identidad desconocida, Sr. y Sra Smith, Poder que mata) y con guión de Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Crhistopher McQuarrie (este último autor del texto de Los sospechosos de siempre y realizador de Jack Reacher), el film comienza con una serie de imágenes de noticieros situando la coyuntura del relato: el mundo fue invadido por una raza de alienígenas y los humanos se defienden como pueden, perdiendo a cientos de miles de combatientes y gran cantidad de terreno a diario. En ese contexto, William Cage promueve la inscripción de nuevos voluntarios para la lucha, más allá de que en su vida pisó un campo de batalla. Poco importa: el tipo es Tom Cruise haciendo de Tom Cruise.

Degradado después de un incidente con un superior, y sin saber muy bien cómo ni cuándo, Cage termina como soldado raso en el batallón que encabezará la ofensiva en terreno francés. El resultado es, claro está, su muerte. Pero no habrá túnel ni luz blanca, sino un nuevo despertar….en el día anterior. ¿Alguien dijo Hechizo del tiempo/El día de la marmota?

Hay algo del clásico de Harold Ramis con Bill Murray en las eficientes dosis de humor, apoyadas en gran parte por la autoconciencia del montaje elegido por Liman y, por sobre todo, en la aproximación del protagonista a su flamante condición. Así, Cage dejará de lado el temor y el desconcierto inicial para sacarle el jugo al encierro temporal, convirtiendo a Al filo del mañana en lo más parecido a un videojuego que haya dado el cine, con el protagonista perdiendo y reiniciando su misión bélica una y otra vez, siempre buscando nuevas alternativas y valiéndose de los conocimientos previamente adquiridos.

“Buscame cuando revivas”, le dice Rita (Emily Blunt, gran heroína de acción desde Looper: Asesinos del futuro), entreviendo las causas de la eficiencia de Cage en el campo de batalla. La irrupción de esa mujer-soldado, emblema de la resistencia, terminará darle forma a una premisa que aquí no conviene adelantar. Lo cierto es que, a partir de ahí, la dupla -ya con Cruise sin esa sonrisita de publicidad de dentífrico- encontrará una finalidad concreta a la reiteración temporal.

Es cierto que una vez develados los mecanismos del fenómeno el film pierde aquella dosis de interés generada por el factor sorpresa, pero Al filo del mañana jamás deja de lado una creencia casi religiosa en la potencia de su historia, convirtiéndose en uno de los pocos tanques que articula con armonía las posibilidades técnicas de una superproducción con un desarrollo narrativo cuidado. Segura de lo que cuenta, arrolladora en su ritmo, coherente al evitar arbitrariedades y caprichos, consciente de sus aspiraciones masivas sin ser demagógica ni simplista y con una metralla de efectos especiales concebidos en función al desarrollo y no al revés, Al filo del mañana es, junto a Robocop, uno de los mejores exponentes del cine mainstream del año.