Al borde del abismo

Crítica de Elena Castelli - El rincón del cinéfilo

La temática que refiere “Al borde del abismo” se puede resumir como la lucha de un condenado por la justicia acusado de un hecho criminal del cual es inocente y su intento por demostrarlo.

Asger Leth es un reconocido documentalista del cual hemos detectado dos trabajo en tal condición (“De fem benspaends”, como guionista, 2003, y “Ghosts of cité Soleil”, guionista y codirector, 2006), para quien “Al borde del abismo” es su ópera prima de largometraje como realizador de obras de ficción.

Ante todo, para memoriosos e investigadores, cabe aclarar que el título de esta producción, en lo temático y narrativo, nada tiene que ver con “Al borde del abismo” que en 1946 dirigió Howard Hawks, inspirada en la novela “The big slepp” de Raymond Chandler, segunda producción protagonizada por la inolvidable pareja fílmica (y en la vida real) Humphrey Bogart y Lauren Bacall.

Hecha esta aclaración veamos de qué se trata.

Nick Cassidy es un ex policía que se encuentra cumpliendo una condena a 25 años, acusado de haber sido el responsable del robo de un valiosísimo diamante perteneciente al millonario David Englander, hecho respecto del que desde siempre a sostenido su inocencia. A raíz de la muerte de su padre las autoridades autorizan su asistencia al acto del entierro, por supuesto que bajo correspondiente custodia policial. Al acto también asiste su hermano Joey con quien aparentemente las relaciones no son las mejores, a punto tal que se produce un violento incidente entre ellos que genera una gresca generalizada, lo que posibilita a Nick emprender la huida. A partir de ese momento comienza una sostenida persecución, en tanto Nick comienza a ejecutar un plan que estima le permitirá descubrir al, o los, verdaderos culpables del hecho delictivo que le imputan. El propósito tiene como eje su ingreso al Hotel Roosvelt, de Nueva York. Solicita una habitación que da a la calle en un de los últimos pisos. Después de una cena con champaña, abre la ventana, sale al exterior y se para en la cornisa a más de 60mrtros de altura con intención de arrojarse al vacío. Detrás de esta peligrosa maniobra Nick tiene planes absolutamente impredecibles que el espectador tendrá que ir descubriendo a medida que se va desarrollando la historia. En la calle los transeúntes se reúnen de inmediato, por curiosidad o morbo. Cuando llegan los detectives exige la presencia como negociadora de la psicóloga de la policía Lydia Spencer (Elizabeth Banks), quien recientemente había fracasado estando a cargo de disuadir a un suicida en su intención. De allí en más el espectador irá descubriendo un entramado de traiciones y corrupción

.Se trata de un filme interesante que cuenta con un guión bien desarrollado, tratado por una realización muy profesional, técnicamente equilibrado con una compaginación que gradualmente acentúa el ritmo de la progresión narrativa. Un buen elenco cubre los distintos personajes con solvencia, destacándose la presencia de un actor como Ed Harris que asume el suyo (David Englander) de taquito.

Sin ser original le brinda al espectador lo suficiente como para que lo disfrute.