Aires de esperanza

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Una visita inesperada

En el verano de 1987, Adele (Kate Winslet) se encuentra viviendo con su hijo Henry (Gattlin Griffith) de trece años, ya que su esposo la ha abandonado y tiene ahora una nueva familia. A causa de este abandono Adele sufre una profunda depresión, por lo que su hijo trata de contenerla y ocuparse del hogar. En una de las pocas salidas que madre e hijo hacen para ir al supermercado, son abordados por un extraño. No tardan mucho en enterarse que el sujeto(Josh Brolin) que los ha forzado a llevarlo en su auto y esconderse en su casa es un preso que se ha fugado, y la policía ya está tras él.
Entre sorprendidos y asustados, madre e hijo solo se limitan a hacer lo que este extraño llamado Frank les dice. Él no ejerce violencia sobre ellos, solo desea esconderse en su casa, hasta poder escapar. Al ser un fin de semana largo, debido al 4 de Julio, en la calle no hay demasiado movimiento, y para no ser encontrado fácilmente, decide refugiarse en la casa, hasta que el lunes todo vuelva a la normalidad y pueda escapar.
Frank no parece ser una persona peligrosa, como lo describen en las noticias, más bien todo lo contrario. Durante esa convivencia forzada se convierte en el hombre de la casa; cocina, hace arreglos y es la figura fuerte y contenedora que madre e hijo necesitaban.
Tanto Adele como Frank tienen un pasado lleno de tristezas, con sus momentos difíciles, por eso no tardan en conectarse y un fuerte vinculo surge entre ellos. Mientras por un lado parece estar formándose una hermosa familia, por el otro la policía parece estar cada vez más cerca, la tensión crece a cada minuto, y la historia resulta en una mezcla de suspenso y romance.
Si bien la película atrapa desde el comienzo por el modo en que está narrada, por momentos cae en ciertos tonos melosos, y pocos creíbles, pero gracias al trabajo de sus protagonistas, ambas actuaciones son excelentes, el resultado es muy bueno y el final, muy optimista.