Aguas abiertas

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

En el agua

Hay un momento emotivo en toda carrera de natación realizada en aguas abiertas (ya sea lago, río o mar), y es cuando llegan a la meta personas con alguna discapacidad motriz a fuerza de sacrificio y voluntad. El aplauso masivo motiva a devolver al nadador el orgullo de superación personal.

Aguas abiertas (2015) centra su relato en un grupo de cuatro amigos adolescentes que forman un equipo de "natación especial adaptada" en la pileta “Aguas Abiertas” del Club Atlético Monte Grande, con la finalidad de participar en una maratón en aguas abiertas en el río Paraná, apoyados física y moralmente por su entrenador.

El documental de Marcia Paradiso (quién también realiza el guión e investigación), sigue de cerca y con gran sentido narrativo la estructura del relato deportivo: comienza presentando a los protagonistas, su objetivo, pasando por el entrenamiento (esfuerzo, sacrificio), hasta llegar a la prueba final. Y es justamente tal formato el que otorga al film el plus propio del deporte, haciendo sentir el agua como hábitat de lucha y progreso personal en un ejercicio de participación colectiva como lo es la natación.

La película describe como pocas las distintas etapas del universo de las maratones acuáticas: el viaje en ruta compartiendo mates hasta el lugar de destino, la preparación del físico con la entrada en calor previa, y la entrada al agua en sí misma para la carrera correspondiente que, a diferencia de las maratones en pileta, implica la resistencia corporal frente al hábitat natural como principal dote a destacar.

En ese espacio la directora pone en juego su metáfora de superación personal de los protagonistas que encuentran en el agua el ámbito de igualdad donde pueden ser reconocidos por sus pares y valerse por sus propios medios.