Aguas abiertas

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

De una actividad de barrio que se origina en un club llamado “Aguas Abierta”s con una pileta cubierta, Marcia Paradiso, guionista, productora, investigadora y directora ( Lunas Cautivas, 2011) aborda estas historias de vida, que dan cuenta por una parte, de la situación de vulnerabilidad social de las personas con discapacidad física. Pero por otra, y de esto se trata este documental, y es, de que todo es posible de superar, siempre que la sociedad sea capaz de no marginar, o excluir. Y por ende brindarle a todas las personas igualdad de oportunidades para su desarrollo físico. Por que estas experiencias repercuten directamente en el síquico, espiritual y emocional. Y esto alude, claramente, a la idea a generar una conciencia en el espectador centrada en la importancia de construir un espacio, que no sólo brinde contención, sino que apunte a trabajar por esto, que es sin duda un derecho.

La auto superación y la autoconfianza que brinda el deporte es un modo de prepararse para vida. Y esto se logra cuando de superan las barreras terapéuticas, y aquellos que sufren una discapacidad pueden relacionarse con quienes no lo son. Y eso se produce por medio de todo lo que implica la competencia, sobre todo cuando se realiza como una experiencia.

El componente lúdico se hace presente todo el tiempo tanto en sus protagonistas: Facundo Fabián, Joaquín y Christian, como en sus instructores y maestros. Aguas Abiertas remite casi todo el tiempo a registrar esta actividad, que comienza en Monte Grande, pasa por el Lago Escondido y finaliza en la localidad de Ramallo, sobre el Río Paraná.

El film muestra la relación directa entre la desinhibición, el deseo de superación, la solidaridad, la amistad, la perseverancia y las ganas de apostar todo el tiempo a la vida borrando los miedos.

Ya en “Lunas Cautivas”, su directora ganó el primer premio en la categoría documentales nacionales del Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos de Buenos Aires. En ese documental retrataba la actividad de un grupo de mujeres, Majo, Lidia y Liliana, que mientras escribían poesías mientras cumplían sus penas en la cárcel de Ezeiza. Ahora, con este nuevo proyecto documental va un poco más allá de lo que debe hacer el cine que es emocionarnos, que es casi todo, y lo hace sin ningún golpe bajo…!