Agua y sal

Crítica de Javier Luzi - Fancinema

Borges, Cortázar y el mar

Javier tiene una vida de esas que muchos envidiarían. Casa, trabajo y amor en plenitud. Pero eso no lo es todo, dice en el comienzo del film. Le falta un hijo que no pueden tener con su esposa. Fernando trabaja en el puerto de Mar del Plata y está saliendo con Milena, una jovencita de 17 que está embarazada y él se embarca sin saber exactamente qué quiere hacer con semejante situación.

Agua y sal es la segunda película de Alejo Taube luego de Una de dos, que también se aprovechaba de un marco geográfico particular alejado de lo porteño, que prima en nuestro cine. En este caso es la costa de Mar de Plata, con preeminencia de la zona portuaria, y precisamente el film fue presentado durante la realización del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata de 2010.

El trabajo del director y también guionista es fundamental, ya que desarrolla esta historia del doble, con mucho de borgiano y cortazariano, con sutilezas y repeticiones, cambios precisos, inteligentes y sopesados y una ambigüedad que ayuda para sembrar más dudas que certezas y que exige un espectador activo.

Pero además hay que destacar la mano del realizador para trabajar con el elenco (liderado por Rafael Spregelburd, Mía Maestro y Paloma Contreras), que luce muy parejo y sólido, y para aprovechar el marco marplatense (ciudad y habitantes), dos elementos de Agua y sal que colaboran para cerrar una atractiva película.