Agosto

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Loca, como tu madre

Cuando el patriarca de la familia Weston desaparece, la preocupada esposa llama a sus hijas y a su hermana, quienes llegan a la casa con sus parejas e hijos.
Ya reunidos todos en la casa familiar, la preocupación por el padre deja de ser el tema principal para dar paso a reproches, rencores guardados, oscuras historias familiares, y otras tantas miserias que en principio están reprimidas dentro de cada uno, pero encuentran el momento para salir y formar parte de un terremoto emocional en el que la familia estará sumida durante todo un fin de semana.
Basada en la obra de Tracy Letts, la película es bastante teatral en su puesta; la casa oscura y sombría se convierte en un escenario donde nos encontramos ante una reflexión sobre los lazos familiares, la culpa, el peso de los traumas, la incapacidad de ver el dolor del otro, y finalmente la pregunta: si la única manera de tener una vida relativamente sana es huir lo más lejos posible de la familia.
Las actuaciones son notables -como era de esperar-, el guión ostenta grandes diálogos con una enorme cuota de cinismo. La película es una marea de confrontaciones, de explosiones emotivas, y de búsquedas personales.
Para no perder la costumbre, Mery Streep compone magistralmente a una madre enferma de cáncer que abusa de todo psicofármaco existente para tapar las dolencias tanto físicas como emocionales, y que ha dejado a tres hijas heridas que están tratando de reconstruir sus vidas, entre las que se destaca Julia Roberts, la hija mayor que acaba de divorciarse.
Exagerada por momentos, un tanto densa por la cantidad de diálogos y de gritos, pero finalmente bien dirigida y con una excelente musicalización, el filme es un catálogo de buenos actores, y un buen ejemplo de adaptación teatral al cine, en este caso con muy buenos resultados.