Agora

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

El pasado como responsable del presente

La nueva y postergada película del español Alejandro Amenábar (Mar adentro, 2004) no es un film fácil de digerir, al menos con una sola mirada. Ciencia, religión, amores y odios se unen en una historia épica de más de dos horas de duración con el claro y conciso objetivo de generar polémica.

Agora (2009) cuenta la historia de una mujer, de una ciudad, de una civilización y de un planeta. El ágora es el planeta en el que todos tenemos que convivir y que Alejandro Amenábar intenta mostrar junto con la realidad humana en un contexto terrenal, mientras que la tierra se hallará en el contexto universal, es decir formando parte de un todo mucho más complejo.

Mirar a los seres humanos como si fueran hormigas, y a la tierra como una pelota más que va flotando en un océano de estrellas, es la intención que el film plantea y que, el propio Alejandro Amenábar recalcó hasta el hartazgo. Para lograr ese objetivo se ha jugado con el cambio de la perspectiva de la historia, uno de los puntos más interesantes de un film narrativamente complejo, en el que más allá de poner en crisis las leyes que rigen la física y la religión, hay una minuciosa reconstrucción de época.

Uno de los desaciertos de la trama es el de poseer un carácter demasiado academicista, algo que le juega en contra a la hora de brindarle ritmo narrativo y que puede llegar a "aburrir" al espectador, claro está, en caso de que éste no se deje llevar por los códigos propuestos de antemano.

La historia propuesta por Agora es la de dar una lectura sobre el pasado, ver cómo era aquella época, y en muchos sentidos, mostrarnos una historia del pasado sobre lo que está pasando en el presente. El público mirará la película como si se tratará de un espejo y observará desde la distancia del tiempo y del espacio, descubriendo, sorprendentemente, que el mundo no ha cambiado tanto, al menos para bien.