Agente Salt

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Corre, Jolie, corre

A la manera de Bond y Bourne, Angelina encarna a una eficiente espía.

En algún momento de su desarrollo, el Agente Salt era Tom Cruise. La película se retrasó, Tom tenía otros compromisos y fue reemplazado, pero no por otro “hombre de acción” sino por Angelina Jolie, en el que probablemente sea el único caso de cambio de género en una película de este tipo. Las “malas lenguas” dicen que Cruise se llevó muchas ideas del guión para su Encuentro explosivo , pero lo cierto es que la decisión del cambio, por más arriesgada que parezca en términos comerciales, resulta ser sólida, convincente. Jolie vuelve a demostrar que este tipo de roles es el que mejor le sienta en una película que le debe mucho a sagas de espías como las de Jason Bourne, James Bond y, por supuesto, Misión: imposible .

Pero también, y acaso por haber elegido como villanos los viejos y queridos espías rusos, el filme hace recordar a filmes como Sin salida, La caza al Octubre rojo o títulos de los ‘60, todos ellos con agentes de identidades fluctuantes como protagonistas. La diferencia es que en esas épocas era posible sospechar que una estrella de una superproducción podía ser un doble agente. Aquí, por más que la película haga un encomiable esfuerzo por hacernos creer que Jolie es una espía rusa, todos sabemos que finalmente se revelará que no es tan sí y a lo sumo sabremos que tiene pies grandes y calza como 45. O que, bueno, tal vez se haya hecho algunas operaciones estéticas mientras trabajaba en la CIA.

El filme es, esencialmente, una larga persecución, muy bien manejada por Phillip Noyce, el australiano que no casualmente dirigió dos episodios de la saga Jack Ryan (el de las novelas de Tom Clancy) y que ha vuelto luego de unos años de malas elecciones.

Jolie es una dura agente de la CIA a la que un supuesto espía ruso delata como “doble agente” por lo que debe, básicamente, fugarse, tratando, a la vez, de evitar (o cometer) un atentado, dejando siempre al espectador en duda (en la medida de lo posible) respecto a cuál es su verdadera identidad y filiación. Buenas escenas de acción y suspenso (una en la que se disfraza de hombre no sólo es un guiño a la anterior encarnación del personaje sino que prueba que, como tipo, Jolie es bastante fulero) logran que el filme sea entretenido y disfrutable. Especialmente porque Noyce no abusa de los efectos especiales, y las escenas se sienten bastante orgánicas y plausibles.

Finalmente, por su carrera permanente, su tema de confusión de identidades y su final abierto a secuelas varias (la película funcionó bastante bien, así que...), Agente Salt parece tener a Bourne como principal modelo y objetivo. Y ahora que la saga de Ludlum/Damon parece estar terminada, tal vez sea el turno de Salt, Evelyn Salt.