Adoro la fama

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

Obsesiones hollywoodenses

Adoro la Fama (o The Bling Ring) quizás no sea la mejor obra de Sofía Coppola, pero es un fiel retrato de una sociedad fascinada con la fama. A través de la historia de un grupo de adolescentes en California que decide robar las casas de sus celebrities favoritas (Paris Hilton, Lindsay Lohan y Orlando Bloom entre otros), Coppola muestra la trivialidad y los excesos de Hollywood.

"Vamos a lo de Paris. Tengo ganas de robar", dice Nicki, el personaje de Emma Watson –sí, Hermione de Harry Potter- mientras fuma un cigarrillo. Uno pensaría que está insistiéndole a sus amigos para ir al shopping. Y la idea no está tan alejada.

La mansión de Paris Hilton –quien le prestó realmente su casa a Coppola para que filmara allí- es un templo de la vanidad. Las paredes están recubiertas con imágenes suyas; hasta los almohadones y otros adornos están impresos con su cara. Y la "inocencia" con la que se caracteriza a la hija del magnate hotelero es poca cuando uno se entera de que guarda la llave de su casa bajo la alfombra de entrada.

Sin contar a Watson, el resto del elenco no logra estar a la altura de las circunstancias, y la película se vuelve un poco monótona por instantes, -aunque quizás algunos insistan en que ésa sea la finalidad. Criados en una pequeña burbuja de privilegio, estos adolescentes encapsulan el narcisismo del espíritu de la cultura celebrity en el corazón de una ciudad que no podía ser otra que Los Ángeles.

Coppola no abandona su característica fotografía nostálgica y melancólica ni su guión inteligente y minimalista. Pero le agrega un ingrediente moderno y joven: una combinación digna de la era Instagram. La banda de sonido –que incluye temas de Kanye West, Frank Ocean, M.I.A. y Phoenix- acompaña soberbiamente el ritmo de la historia.

Basada en los hechos reales relatados en la nota de Vanity Fair The Suspects Wore Louboutins de Nancy Jo Sales, esta película se convierte en el quinto film de la hija del gran Francis Ford Coppola. Pero Sofía ya hace bastante que tiene nombre propio y los personajes de sus films se convirtieron con el tiempo en objeto de culto del cine independiente.

A partir de 1999 con Las Vírgenes Suicidas, su ópera prima en largometrajes, Coppola empezaría a desarrollar tanto un estilo propio que pronto sería su marca artística personal, como una temática común, que aborda la fama desde distintos ángulos.

Las Vírgenes Suicidas cuenta la historia de las hermanas Lisbon, que alcanzan la celebridad con el suicidio. La ganadora del Oscar Perdidos en Tokio (2003) sigue a Bob Harris, el personaje de Bill Murray, un actor lejos de su época de esplendor, que conoce a Charlotte –interpretada por Scarlett Johansson- y juntos emprenden una aventura por Tokio para escapar del aburrimiento (el famoso Ennui). María Antonieta (2006) y Somewhere - En un rincón del corazón (2010) terminan de completar la serie de películas que tocan la fama desde un punto de vista personal y levemente autobiográfico de una directora que se crió en Hollywood.