Ad Astra: hacia las estrellas

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

“Per aspera ad astra” – Séneca el Joven

El filósofo romano, Séneca el Joven, nos propone una frase en latín que traducida reza: “a través de las dificultades a las estrellas”, algo que podría describir a grandes rasgos el periplo que emprende el personaje compuesto por Brad Pitt en la obra más reciente de James Gray. El director de “The Lost City of Z” (2016) y “We Own The Night” (2007) se sumerge en el género de la ciencia ficción para contar un relato humano e intimista que teoriza sobre la soledad, la posibilidad de repetir los errores de nuestros padres, la búsqueda de identidad y la constante perseverancia del ser humano para anteponerse frente la inminente adversidad.

El largometraje sitúa el foco en el personaje de Roy McBride (Brad Pitt), un astronauta absolutamente comprometido con su trabajo, tarea por la cual termina distanciándose de su esposa Eve (Liv Tyler). Su labor comprende la exploración espacial y gracias a su temple de acero, esto hace que comience a ganarse la confianza de sus superiores. Es por ello que la empresa aeroespacial le encomienda la misión de viajar a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido (Tommy Lee Jones), el cual creía difunto en primera instancia. La curiosidad como explorador lleva a Roy a investigar si realmente su padre está vivo en la otra punta de la galaxia y si su antigua misión tiene algún tipo de contacto con un fenómeno que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.

“Ad Astra” es un relato que explora toda la cuestión metafísica y científica de la travesía espacial que emprenden los personajes pero desde un costado bastante original. Resulta ser como una mixtura entre la solemnidad y el aire meditativo de “Solaris” (1971) de Tarkovski pero también el ritmo y la tensión de “Interstellar” (2014) de Nolan. Para ello, Gray le imprime una estética marcada, compuesta por la belleza compositiva de la fotografía de Hoyte van Hoytema (habitual colaborador de Christopher Nolan, con quien trabajó en “Interstellar”) y una sensibilidad musical inspiradora que propone Max Richter (“Shutter Island”), reflejando toda esa confusión, soledad e introspección que propone el director. El diseño de producción también comprende uno de los puntos altos del film, al igual que la edición que sabe yuxtaponer muy bien los momentos de acción y los de reflexión.

Demás está decir que la interpretación de Brad Pitt se coloca en un nivel superlativo, otorgando varios momentos brillantes donde podemos sentir y palpar la confusión y la soledad por la que atraviesa su personaje. Lo interesante de la propuesta es que básicamente nos hallamos ante un profundo drama familiar situado en el espacio. La acción se sitúa en el cosmos pero la problemática es bien universal y cotidiana, examinando el vínculo entre padre e hijo.

Otro aspecto interesante radica en las numerosas sesiones de evaluación psicológica que atraviesa Roy, donde se está determinando su aptitud para seguir en la misión o si su psiquis se ve comprometida para continuar. Aquellas conversaciones del personaje de Pitt con la máquina revelan más sobre su estado de ánimo, la melancolía latente y su vida personal que la forma en la que actúa y se vincula con sus pares humanos.

“Ad Astra” es una obra maravillosa de James Gray donde se analizan tanto cuestiones existenciales inherentes al ser humano como su forma de vincularse afectivamente con el otro, entre varias otras cosas. También el director aprovecha para hacer una crítica social sobre el consumo y la explotación del planeta pero sin caer en lugares comunes. Un film extraordinario que sabe amalgamar muy bien el drama familiar con el thriller de acción, invitando al espectador a reflexionar sobre varios tópicos universales. Todo eso envuelto en una atractiva propuesta visual y estética que también fue interpretada estupendamente por Brad Pitt.