Actividad paranormal

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

EL HORROR DE LA SUGESTIÓN

Decir que Actividad paranormal es novedosa sería poco más que faltarle el respeto a varias producciones que trabajaron bajo los mismos parámetros estéticos, pero no tuvieron o lograron la relevancia de este estreno. Ahora si, es original y tiene en la puesta en escena un apartado técnico que con poco, muy poco, logra asustar demostrando que en definitiva lo importante para impresionar al espectador es saber contar una historia. Pero más allá de los méritos de este film del debutante Oren Peli, hay cuestiones que no pueden pasar desapercibidas: la trama es básica en el más llano de los sentidos, al guión le falta un desarrollo de personajes y las actuaciones son irregulares con momentos de un amateurismo insalvable. Pero la cuestión era asustar y vaya que lo logra, especialmente si no desmantelamos el proceso con que lo hace.

El “proceso”, la orquesta de tensión, es el trabajo sobre la mezcla de sonido. Es imposible pensar a esta película en particular sin la utilización de este recurso: sería como una cáscara sin contenido, un montaje de secuencias torpemente dispuestas que no asustarían ni a un niño de 5 años porque la imagen no denota al horror en la narración (al menos, en lo que concierne al suspenso). Al respecto, es notorio como el fuera de campo constituye una amenaza que se materializa dentro del cuadro en primera instancia a través del sonido y –posteriormente- en la imagen. También es este recurso, nuevamente, el que nos indica la presencia de un elemento amenazante para nuestros protagonistas.

Todo este trabajo cerebral y maquinado sobre el guión técnico es porque desde el relato la película tiene poco para ofrecer. Una idea: la pareja que protagoniza Actividad paranormal se muda a una casa en San Diego. Ella, Katie (Katie Featherston), es acechada por “algo” que desde los 8 años le perjudica adonde sea que se traslade y Micah (Micah Sloat), su novio, intentara registrar cada momento con su nueva cámara de video para saber que es lo que sucede. A medida que la narración progresa ese “algo” se traduce en un demonio cada vez más violento que es capturado en sus apariciones en el plano como algo inasible y sobrenatural que afectara radicalmente la vida de ambos. Y no hay mucho más que eso, la relación no tiene demasiado relieve y no hay dificultades ni un desarrollo que nos permita vislumbrar a los personajes desde una perspectiva más que las victimas de ese intruso. También hay algunos olvidables personajes periféricos como el especialista en cuestiones paranormales (Mark Fredrichs) que en verdad no los ayuda mucho y es más útil como gag involuntario de la película

–eso de que sea especialista en fantasmas pero no pueda ayudarlos porque se trata de un demonio parece sacada de un guión de los Coen- que como parte de la trama. No sucede lo mismo con Diane (Ashley Palmer), la amiga de Katie, que es utilizada para demostrar la actividad social de los protagonistas y resaltar el verosímil a pesar de su escasa participación (no así en el final alternativo, para el cual su personaje resulta vital).

Por otro lado, como se sabe el registro es directo y tiene la intención de permanecer como una forma de documentar lo que va sucediendo desde el punto de vista de la cámara de Micah. Esta cuestión de la cámara en mano, que mantiene la tensión porque se trata de un formato dramático que mantiene fuera de campo la eventual amenaza sea cual fuere, es una herramienta harto usada de manera inteligente en REC pero que no funciona con la misma eficacia en otros films (entre ellos se podría decir la secuela de REC) y la razón es que traiciona su propia elección estética. Hay puntos de vista que no corresponden a la mencionada cámara ya que aparecen como momentos documentados de una manera forzada, inconsecuentes con la acción que se estaba desarrollando, y la razón por la que se hace ello es para mantener una continuidad inexistente desde lo visual. Un buen ejemplo de esto es el momento en el que Micah se encuentra quemando cierta foto junto a la chimenea, la pregunta sería: ¿en que momento deja la cámara para registrar ese momento?, ¿en que momento es consecuente eso (el registro) con el personaje, si esta atrapado en una reacción de pánico?.

Pero Actividad paranormal vale por ese fragmento de suspenso en la oscuridad junto a la cama, con cada aparición que se anticipa terrible en ese encuadre, cuando la amenaza latente finalmente se cristaliza a través de pasos que suenan cada vez más feroces –quienes vean la película van a recordar la habitación por un largo tiempo- y dispuestos a llevarse a nuestros personajes por delante como sea. La cadencia del sonido con cada aparición y la construcción del clima para que ello suceda tiene suficiente merito para asustar, para romper la tranquilidad cotidiana que tiene base en el registro de falso documental, desde el cual se asusta con pocos recursos pero mucha imaginación. Curioso, teniendo en cuenta que toda esta economía visual viene del mismo país donde se desperdician millones en producciones con CGI pirotécnico y efectos especiales sin sustento narrativo alguno. Celebremos eso entonces, a pesar de lo irregular que pueda ser el film de Peli (casi parece una ironía el apellido).