Actividad paranormal 3

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Fórmula económica que aún sigue asustando

Pocas fórmulas son tan buenas y baratas como la de «Actividad Paranormal», especie de «reality terror» basado en los videos de vigilancia ubicados en una casa con fantasmas. El hecho de que el filón siga dando dividendos no significa que la fórmula no se agote un poco, o mejor dicho bastante, como ocurrió con la recieente «Actividad paranormal 0» que, para ser justos, no era una apropiación legal de la saga americana, sino una entrada japonesa medio trucha.

Esta número 3 sí es la secuela legal de la saga original, y su principal vuelta de tuerca consiste en retroceder hasta 1988 para mostrar, esta vez en viejos casetes VHS, la historia de las hermanas Katie y Kristie cuando eran chiquitas y convivían con un amigo invisible, Toby, que finalmente mostraba su lado más siniestro.

Finalmente, porque durante media película no pasa mucho, y los sustos surgen de bromas de los personajes (hay una que es bastante terrorífica, hay que reconocer). Pero hacia la segunda mitad de la proyección, la cosa se pone más seria y la película ofrece varias escenas seriamente horripilantes, con tantos sustos o más que sus predecesoras. Hay un énfasis en la brujería que las dos películas anteriores no tenían y que acá funcionan bien, con un final realmente aterrador. Antes hay un truco muy bueno consistente en montar una de las cámaras sobre la base giratoria de un ventilador, lo que permite ver qué pasa en una cocina y un living, pero intermitentemente generando suspenso porque nunca se sabe lo que se va a haber cuando la visión oscile hacia el otro lugar.

La única pena es que los directores no hayan aprovechado mejor la ambientación de época años 80, quizá porque, entonces, la película hubiera costado 20 dólares más.