Acné

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

La adolescencia es un periodo difícil de nuestras vidas. La madurez y el crecimiento. Dejar atrás la infancia, la exploración del sexo. Que hacer con los padres. Que lugar ocupan los amigos.

Son varias las incertidumbres de Rafa. Acaba de hacer su Bar Mitzva, y cree que ya debería tener actitudes adultas. De hecho las tiene.

Por un lado sufre porque la chica que le gusta no le presta atención, sufre porque sus padres se están divorciando, porque su mejor amigo se va a Israel, porque no puede ocupar su cabeza en estudiar o prestar atención a la clase.

Busca su primer beso, tiene relaciones con prostitutas, siente curiosidad por la atracción hacia el sexo opuesto, ya sea con la sirvienta que trabaja en la casa como por la chica que atiende el kiosco de la esquina. Se siente solo. Y además sufre un serio caso de acné.

La búsqueda del primer amor, es el tema central de la ópera prima de Federico Veiroj, quien ya ganó varios premios por su cortometraje, Bregman, el siguiente (apellido compartido con el protagonista de Acné) Con austeridad, y un humor negro que remite al estilo de incertidumbre con que filmaban sus co patriotas Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella en Whisky y 25 Watts (donde fue actor y continuista), toma seriamente pero sin solemnidad el tema de iniciación. A diferencia de la comedia pícara estadounidense (nada que ver con Porkys o American Pie), el humor de Veiroj apunta hacia el patetismo y la desolación, pero nunca llegando al melodrama existencialista de Gus Van Sant. En este sentido, las reflexiones acerca de la madurez y el judaísmo se asemejan más al hijo del protagonista de Un Hombre Serio de los Coen o reminiscencias a Cara de Queso de Ariel Winograd.

Para no perder los hilos de la historia, Veiroj se ata a su protagonista, y la cámara nunca se separa de su punto de vista, lo cual es un acierto, porque podemos identificarnos con lo que le pasa al protagonista. Saber distinguir el sexo del amor, lo efímero de lo perdurable.

Reflexiones sobre el tiempo. Los silencios y las palabras son fundamentales. Diálogos consistentes, inteligentes.

Acné es un pequeño ensayo que seguramente debe tener algo autobiográfico, se siente íntimo, respira realismo. Filmado con sutileza, apostando por lo justo y preciso en cada plano fijo, aprovechando cada milímetro del cuadro, como si fueran postales con conciencia pictórica o recuerdos de un momento perdido.

El elenco adolescente, especialmente Alejandro Tocar, su protagonista, es soberbio. También el uso de colores (naranjas, blancos) y los encuadres a cargo de la experimentada fotógrafa Bárbara Álvarez (Whisky, El Custodio, La Mujer sin Cabeza).

Federico Veiroj demuestra gran personalidad, y talento de autor en su ópera prima. Una apuesta a futuro.