Abzurdah

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

Cuando hace unos años uno de los productores de ABZURDAH me comentó que habían adquirido los derechos de la novela no tenía idea de qué me estaba hablando. Como tantos productos populares entre los adolescentes, muchos de ellos se escapan del radar de los que ya pasamos esa edad hace rato. Y, debo admitir, a veces el prejuicio prende. La popularidad de las novelas para chicas jóvenes (las llamadas YA, por young adults) se habían empezado a volver una constante y lo que menos uno tenía ganas de ver era una enésima versión de chica superpoderosa enfrenta al mundo y triunfa.

ABZURDAH pertenece, si se quiere, a ese subgénero de literatura para chicas jóvenes pero lo hace desde otro lado, desde el diario íntimo, la confesión personal, siempre ligada al uso de internet si bien la novela de 2006 precede a la última generación de redes sociales. Digamos, es más cercana a BAJO LA MISMA ESTRELLA que a cualquier cosa que tenga a Jennifer Lawrence lanzando flechas. Pero tampoco es una historia de amor inspiracional sino más bien un denso drama acerca de las dificultades de ser adolescente. Y padecerlo.

abzurdah2Cielo (Eugenia Suarez) es una chica un poco antisocial que no hace amigas en la escuela ni quiere hacerlas, especialmente después que una le “roba” el novio. No se lleva nada bien con sus padres y pasa gran parte del día chateando en la red, donde conoce primero virtualmente y luego en la vida real a Alejo (Esteban Lamothe, tratando de superar el récord nacional de películas por año), un tipo bastante mayor que ella con el que empieza una relación que Cielo toma mucho más en serio que él. Obvio que cuando Alejo empiece a dar vueltas, a esconderla, a aparecer y desaparecer, la chica se pondrá más y más inquieta, más y más obsesiva, más y más peligrosa. Para con los demás, pero sobre todo para con ella misma.

ABZURDAH, pese a sus pretensiones comerciales y su protagonista de fama televisiva, nunca cede a la tentación de volverse fácil o sencilla. Cielo es una chica oscura, agresiva y no busca la simpatía del espectador, sino más bien lo contrario. Frustrada, se vuelve stalker, se automutila y, en lo que es el verdadero centro dramático de la película, se vuelve no sólo bulímica sino hasta promotora de “la causa” en internet. Alejo no parece querer tener nada que ver con ella (uno podría creer que hasta con razón), y sus padres (Gloria Carrá y Rafael Spregelburd) no le encuentran la vuelta y sin saber cómo ayudarla, terminan empeorándolo todo.

ABZURDAH3La decisión de hacer una película respetuosa con la dureza de la novela (imagino que lo es, porque no la leí) estuvo clara desde un principio al elegir a Daniela Goggi como realizadora, cuyo anterior filme, VISPERAS, también era un duro retrato de una mujer sola, incomprendida y angustiada. La diferencia entre aquellos conflictos más adultos y estos pueden marcar una diferencia en cuanto a la densidad dramática, pero la sensación es similar. Al menos para la adolescente que los atraviesa, los conflictos ligados al cuerpo, a la relación romántica que atraviesa y a su situación y status social y familiar es tan dramática como una posible enfermedad terminal.

El desafío de ABZURDAH está en que el espectador logre comprender y comprometerse con las idas y venidas cada vez más “absurdas” de Cielo. El casting de Suarez en ese sentido es ideal, ya que es una actriz con llegada masiva y que demuestra estar a la altura de las circunstancias en un rol mucho más dramático de lo que, imagino, debe interpretar en televisión. Claro que muchos espectadores la verán y les costará pensar que una chica así tenga una autoestima tan baja y se vea a sí misma tan gorda y desagradable (por más que la “afeen” un poco, la China Suárez sigue siendo bellísima), pero cualquiera que haya atravesado la adolescencia sabe muy bien que la mirada de los otros sobre uno y la de uno sobre sí mismo habitualmente no tienen mucho que ver.

Filmada con sobriedad y cuidada elegancia, con un elenco que en general no desentona, ABZURDAH es una película que, más allá de algunos desajustes de guión que por momentos la vuelven reiterativa, propone un acercamiento sincero y frontal al mundo del caos adolescente. Esa honestidad, el haber logrado evitar hacer concesiones que podían haber vuelto más comercial y/o atractiva a la película falseando su “verdad”, es la que la convierte en una más que digna propuesta. Y a la China Suarez en una promesa cinematográfica a tener en cuenta, un poco a la manera de lo que fue Natalia Oreiro una década atrás.