Abrakadabra

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Presentada en el último festival de Cannes como parte de la sección “Upcoming Fantastic Films”, la reciente creación de los hermanos Onetti ofrece un ritual de magia y sangre que incluye misteriosos asesinatos y posee una inconfundible estética setentosa.

La cuarta película de Luciano y Nicolás Onetti -que vienen de presentar ‘Los olvidados’ en la plataforma Netflix- se titula “Abrakadabra” y clausura la singular trilogía Gialloque comenzara con “Sonno Profondo” (2013) y continuara “Francesca” (2015). El giallo, es un famoso subgénero italiano, heredero directo del thriller y del terror hollywoodense de los años ‘60, caracterizado por plasmar mundos violentos y profanos. Maestros italianos como Darío Argento, Mario Bava y Lucio Fulci dieron vida a estos dantescos universos de sangre y crímenes por doquier, que constituyeron todo un emblema de la industria cinematográfica con bajo presupuesto de los años ’70.

Los realizadores argentinos demuestran su cinefilia hacia un subgénero hoy semi perdido, pionero de un estilo inigualable. Las marcas de culto de una concepción bizarra y fetichista están omnipresentes en esta película, que tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, celebrado el pasado mes de octubre.

El amante del giallo recordará con nostalgia el camino trazado por ciertas obras de culto, precursoras del slasher y en donde se evidencia un uso visceral y lujurioso de la violencia. Como es usual en este tipo de relatos, el enigma que se develará al final, al tiempo que el delirio y el descontrol se apoderan de la trama para –literalmente- acribillar cualquier tipo de decoro posible, gracias a altas dosis de violencias y un sentido lúdico del morbo.

Gracias a una elaborada puesta en escena y apoyado en una cuidadísima fotografía, en cuyos tonos, sombras y texturas se evidencia un estilismo notable, “Abrakadabra” juega con los nervios del espectador sólo como los grandes exponentes del género saben. El uso de la banda sonora como efecto dramático que potencia el suspenso consolida la propuesta, en donde sus autores hacen gala de un virtuosismo y una inventiva visual notables.

La dupla de realizadores demuestra un contundente manejo del lenguaje audiovisual para poner de manifiesto toda una serie de guiños a las obras predecesoras, portadoras de un cine en cuyo ADN se recrean universos altamente perturbadores. El artilugio cinematográfico en estado puro.