Abraham Lincoln: Cazador de vampiros

Crítica de Carlos Schilling - La Voz del Interior

Presidente a prueba de colmillos

"Abraham Lincoln: cazador de vampiros" no pasa de ser una película más del género, sin gracia y con muy pocas emociones.

Una dudosa virtud de Abraham Lincoln: cazador de vampiros es que no consigue ser voluntaria ni involuntariamente graciosa, pese a su título que promete una ensalada histórica condimentada con sangre.

Ya no hay película del género que no se permita una sonrisa para mostrar los colmillos. Por eso descoloca esta evidente falta de sentido del humor en un producto cuya supuesta garantía de calidad es la firma de Tim Burton en el rubro producción.

Pero lo único que se puede esperar de la presencia del director de El jinete sin cabeza en una película no dirigida por él es la calidad de las brumas y los pantanos en la ambientación. Nada más. Ese aire viciado se ha convertido en la atmósfera oficial del siglo XIX y aquí vuelve a repetirse con la puntualidad y la perfección que sólo exhiben los lugares comunes.

Todo el esfuerzo argumental de Abraham Lincoln: cazador de vampiros consiste en hacer coincidir algunos episodios de la vida real del prócer norteamericano con una historia fantástica. El argumento plantea que la madre de Lincoln fue asesinada por un vampiro y es la sed de venganza el primer impulso que conduce a su hijo a convertirse en un gran hombre.

Por supuesto, antes debe aprender a enfrentarse a sus temibles enemigos y para eso recibe lecciones de un vampiro hereje que lo recluta para combatir a su estirpe maldita.

Como en una película que trata en estos términos la historia de los Estados Unidos no podía faltar la exageración megalomaníaca, la lucha entre Lincoln y los vampiros hace cambiar de escala incluso a la terrible Guerra de la Secesión. Ya no es sólo una serie de batallas de los Estados del Norte contra los del Sur por la supremacía política y económica del país, sino una conflicto del bien contra el mal.

El mamarracho ideológico es tan obvio que parece concebido por una brigada antiamericana. Mejor es quedarse con la única gran escena de acción que contiene la película: un pelea entre Lincoln y el vampiro que mató a su madre en medio de una estampida de caballos por una larga pradera que termina en un precipicio.

Algo es algo: dicen que Abraham Lincoln vs los zombis es mucho peor.