Ábalos, una historia de 5 hermanos

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Emocionante homenaje a cinco creadores santiagueños que enriquecieron la historia de nuestro folclore

Durante el siglo XX, en la Argentina, hubo varias y grandes agrupaciones folclóricas que surgieron en varias provincias. Cada una de ellas le puso su impronta. Tanto sea por calidad interpretativa, compositora o carisma, que las hicieron más o menos populares y les permitieron, en algunos casos, permanecer en el estrellato durante décadas. Entre todos los grupos hubo uno muy característico integrado por 5 hermanos santiagueños que descollaron a partir de 1939, cuando vinieron a Buenos Aires, y se mantuvieron vigentes hasta 1997. Compusieron varias canciones que se convirtieron en clásicos, porque gran parte de la gente podría reconocerlas al oírlas en algún lado.

De ellos, el único que está vivo es Vitillo, quien cuenta con 96 años, con una vitalidad sorprendente, y es sobre él, su vida e historia, se dedican los directores Josefina Zavalía Ábalos y Pablo Noé para producir éste documental y, por añadidura, a evocar las vivencias de los hermanos músicos.

Como un guía conductor ayuda inestimablemente a los realizadores, Juan, que es sobrino nieto del homenajeado, además de ser guitarrista de una afamada banda de rock.

Él se encarga de fogonear la grabación de un disco en el que Vitillo toca con distintos músicos sus viejos éxitos. Además, se sube a diversos escenarios donde los jóvenes lo veneran y miman como si fuese un rockstar.

El film apela al reconocimiento permanente del folclorista y la memoria de sus hermanos. La música es el hilo que une a todas las escenas, siguiéndoles el rimo de tal forma que se convierte en un elemento necesario para poder construir el guión final.

La jovialidad y el espíritu joven del protagonista traspaza la pantalla. Su gran memoria la acompaña con una prestancia de otra época, siempre se viste de saco y corbata. Tiene un trato cordial y divertido con cada interlocutor, lo conozca o no.

A los directores les llevó varios años preparar esta realización, describiendo con precisión la evolución musical del grupo, narrada por medio de los testimonios del protagonista e incluyendo archivos fotográficos, fílmicos y televisivos. Es una suerte de homenaje en vida y, de algún modo, el tratamiento que le dan se emparenta mucho con el carácter alegre de Vitillo. Más que transmitir emoción, provocan orgullo. No pretenden que sea lacrimógeno, porque está vivo y con una fuerza interior inquebrantable, como una aplanadora que nos es del rock, sino del folclore argentino.