Aballay

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Un western criollo y federal.

Basada en un cuento de Antonio Di Benedetto esta ópera folklórica de Fernando Spiner es otra apuesta más de su director a lo diferente.

Esta vez su desafío fue hacer una película de gauchos, con la idea de la venganza del cuento original, que es el corazón del film.
Con ocho versiones, y ambientada en los valles calchaquíes, cuya referencia de época es la marcha de San Lorenzo, (cantada por los buenos y silbada por los malos, y remixada para los créditos finales) este western criollo narra las aventuras de un gaucho mal llevado, resentido, y asesino, que luego deviene en santo.

Western místico, que profundiza en el amor, la venganza y la redención, Aballay esta inspirado en el Tesoro de la sierra madre de John Huston, La pandilla salvaje de Sam Pekimpash y en nuestra autóctona Pampa Bárbara de Fregonese, entre otras.
Otra de las felices apuestas de nuestro cine, heredero de la tradición de Lucas Demare, de Favio, de Sóficci. ¡Bienvenido a la cinematografía argentina!

Sobre FERNANDO SPINER
Nació en Buenos Aires, en 1958. Es licenciado en la Escuela Nacional de Cinematografía, y estudió en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma. Dirigió cortometrajes como “Testigos en cadena” (1983) o “Gracias Che Cortázar” (1986). Dirigió series de la TV argentina, como “Cosecharás tu siembra” (1991) y “Poliladron” (1994), así como la miniserie “Bajamar, la costa del silencio” (1998) por las que fue nominado al Premio Konex como Mejor Director de Televisión de la década, antes de debutar en el largometraje con “La sonámbula” (1998), a la que siguieron “Historias de la Argentina en vivo” (2001), y el largometraje de ficción “Adiós querida luna” (2003). Vinieron a continuación el telefilm “Reflexiones de una vaca” (2003), también para la TV, “Cuentos clásicos de terror” (2004) y “El vigilador” (2004), el documental “Angelelli, la palabra viva” (2006, codirigido con Víctor Laplace) y, finalmente, “Aballay, el hombre sin miedo” (2010).