A una legua

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

A una legua de Andrea Krujoski fusiona el folclore y la tecnología digital con la banda de Camilo Carabajal y también presenta el ecobombo, una propuesta ecológica de su compañera licenciada en Gestión Ambiental Ingrid Schonenberg, para proteger el exceso de tala de los ceibos.
Camilo se embarca en un viaje para poder encontrar un equilibrio entre la producción de bombos y la explotación de los ceibos. Para ello visita plantaciones, conoce historias de artesanos y músicos. Pero al mismo tiempo, como su música que fusiona nuevos estilos digitales y clásicos, también se acerca a la UADE para ver cómo se pasa la música a un código de ADN para guardar dentro de una molécula.

El documental de Andrea Krujoski conjuga los bellos paisajes que Camilo visita en el camino, pero al mismo tiempo presta mucho detalle al bombo leguero que es el verdadero protagonista del film. Desde su cruda materia prima, su historia como método de comunicación y finalmente el objetivo del músico con su proyecto ecobombo, para reciclar los bidones de agua y también plantar una serie de ceibos en una plaza en ingeniero Maschwitz.

Es un trabajo íntimo que se aleja del documental tradicional y en donde la cámara acompaña la música, teniendo al espectador como un oyente más de la tradición del bombo pero también partícipe del aprendizaje de las nuevas tecnologías y las iniciativas ecológicas.