A un click de distancia

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

AMISTAD VIRTUAL, EMOCIONES REALES

Cuando ya estamos agotados de barbijos, distancias sociales y “quedate en casa” nos llega bastante demorada A un click de distancia, una comedia dramática filmada durante el tramo más riguroso de la pandemia y que se nutre de dos personajes charlando a través de la computadora durante 90 minutos. Es decir, cuando ya no queremos saber más nada con las consecuencias de la pandemia la película parecería llevarnos de nuevo de la mano a aquellos meses de 2020 en los que no solo estábamos encerrados, sino que además a los artistas (y a la gente en general) les agarraron unas ganas enormes de expresarse a través de toda red social disponible. Esa saturación, que nos predispone a enfrentarnos negativamente a la película dirigida por Natalie Morales, velozmente se disipa cuando descubrimos las intenciones de la directora y de Mark Duplass, su coprotagonista y coguionista.

Es que lejos de hablar sobre la pandemia y el encierro, A un click de distancia aprovecha los recursos a mano que había en esos momentos para contar la historia de dos personajes que se unen a pesar de las distancias culturales y de la virtualidad. En la película no hay ni rastro del Covid, lo que hay es un hombre al que su marido le regaló unas lecciones de castellano a distancia y la profesora con la que se conecta vía webcam. El vínculo no está forzado por el contexto, sino por necesidades personales, que en ocasiones son transaccionales (la docente que ofrece sus servicios profesionales) y en otras son humanas (cuando Adam, el protagonista, revela que su marido ha muerto en un accidente de tránsito), pero que siempre sirven de superficie por la que transitan muchos temas, algunos complejos y otros más ligeros.

A pesar de la economía de recursos, A un click de distancia tiene la virtud de abrir un mundo ante los ojos de los espectadores. Si lo que vemos constantemente es a los protagonistas en primer plano, cada personaje tiene la profundidad suficiente como para que su impronta se resignifique. Hay claras diferencias económicas entre los protagonistas y la película es inteligente para plantear el imaginario de las clases dominantes, pero sin caer en el aleccionamiento. Morales y Duplass trabajan cada diálogo finamente, hasta despojarlo de su parte más grosera y dejar en pie la mirada humana, aún con sus rugosidades. Por las necesidades narrativas de la película (es necesario algún giro que apurre un cierre a este diálogo que podría ser interminable) habrá algún apunte un poco innecesario, que bordea el golpe bajo, pero en lo concreto Morales edifica una película honesta, sincera, emotiva, con una dupla de personajes empáticos y dos actuaciones ajustadísimas. A un click de distancia construye una de las historias de amistad más dulces en mucho tiempo y demuestra que en verdad las herramientas narrativas no definen la calidad. Eso lo define la falta de ideas y no se puede decir que Morales y Duplass no las tengan.