A puertas cerradas

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Lo nuevo del director griego Costa-Gavras gira en torno a la crisis económica de Grecia contada desde el punto de vista del economista de izquierda Yanis Varoufakis, en cuyo libro se basa la película.
En 2015 accede al poder en Grecia un grupo de izquierda cuyo líder. El Primer Ministro designó inmediatamente como Ministro de Finanzas al diputado Yanis Varoufakis. La película retrata los seis meses que este ministro se la pasa negociando con diferentes entidades políticas y económicas europeas sobre la deuda heredada del gobierno anterior, en el marco de una severa crisis económica.
Una leyenda nos pone un poco en contexto ni bien empieza la película. Durante siete años los griegos vivieron bajo el peso de una deuda abrumadora y ahora la elección de un nuevo gobierno representa la esperanza de la prisión de la deuda. Sin embargo, si hay algo que sabemos acá también, es que no puede resultar fácil.
«A puertas cerradas» sigue casi exclusivamente a este economista en sus viajes y encuentros donde muchas veces se dice una cosa para luego hacer otra. Es un proceso que parece largo, repetitivo y muchas veces muy frustrante. Costa-Gravas consigue brindarle un ritmo dinámico a una historia que gira toda en torno a lo político. Quizás por esto es que los personajes no tienen mucho desarrollo por fuera de su función; de hecho suelen ser todos retratados como los buenos o los malos, sin mucha media tinta. «Hay promesas electorales y está la realidad», se remarca.
En algunos momentos que pueden parecer aislados y azarosos, se suma la voz en off de su protagonista que indaga en lo que sucede en la cabeza de este hombre que se encuentra enfrentándose a entidades enormes que no planean hacerle su trabajo nada fácil. Y lo que está en juego es la gente de su país, el pueblo ni más ni menos.
En general el tono parece casi de documental histórico con algo de thriller político y algunas escenas rozan lo satírico. Al final de la tragedia se cuela una escena que juega un poco más con la interpretación, con una coreografía casi tan absurda como todas las vueltas que dieron antes. La música de Alexandre Desplat complementa muy bien. Destacable también Christos Loulis como Vaorufakis. Pero si bien empieza con fuerza, a lo largo de sus dos horas de duración puede resultar un poco hermética en especial cuando se torna demasiado técnica en datos económicos.
Buen ritmo, mucho diálogos y mucho entramado político, «A puertas oscuras» reconstruye desde adentro la crisis económica en Grecia. Ideal para quienes quieran introducirse y entender un poco cómo funciona el terreno donde se maneja todo.