A puertas cerradas

Crítica de Horacio Bernades - Página 12

"A puertas cerradas", de Costa-Gavras, sobre libro de Yanis Varoufakis

En 1969, con Z, Constantin Costa-Gavras (Grecia, 1933), logró sintetizar una fórmula que si bien no carecía de antecedentes (la notable La batalla de Argelia, Gillo Pontecorvo, 1966), alcanzó su consumación en aquella película. Se trataba de abordar hechos políticos álgidos (una conspiración de derecha digitada desde las altas esferas del poder, la tortura a la que los servicios de seguridad soviéticos someten a un ciudadano, el secuestro de un embajador estadounidense por parte de un grupo guerrillero) con formato de thriller. Esto es una narración veloz, dinámica, tensa, electrizante. Siempre con un héroe en el centro, factor de identificación con el espectador. Ese héroe fue encarnado indefectiblemente, en sus películas más famosas, por Yves Montand, ideal a la hora de interpretar hombres capaces de mantener la dignidad en los peores trances. Tanto que en Estado de sitio (1972), realizador y protagonista hicieron de un embajador estadounidense en el Uruguay de los primeros 70, ex funcionario de la CIA (el auténtico Dan Mitrione), la víctima casi inocente de un irredento grupo de Tupamaros.

En el curso del tiempo Costa-Gavras se mantuvo mayormente fiel a su marca de fábrica, con ejemplos notorios como Missing (1982). Dos años atrás, a los 86, abordó la historia recentísima de su país natal en Adults in the Room, presentada en los festivales de Venecia y San Sebastián y que se estrena ahora en Argentina, con el título A puertas cerradas. El año es 2015, cuando el país helénico cae en una debacle económica producto de las políticas del FMI, y el partido de izquierda Syriza gana las elecciones por amplio margen, levantando un programa de anti-austeridad como bandera. De apropiado título en castellano, el decimonoveno film de Costa-Gavras tiene por protagonista al Ministro de Economía del gobierno de Alexis Tsipras, Yanis Varoufakis (Christos Loulis), quien terminará dimitiendo apenas seis meses después de su asunción, ante la imposibilidad de sostener su cruzada contra el FMI (esto no es un spoiler, está al comienzo).

Basada en un libro de memorias del propio Varoufakis, A puertas cerradas es lo que podría llamarse “film de gabinete”. Duro en su postura, el nuevo ministro viaja de Atenas a París, de París a Londres, de Londres a Berlín, de Berlín a Bruselas y de regreso a Atenas, manteniendo en cada una de esas capitales tensas reuniones con sus colegas de la “troika” europea, reforzada por la presencia de la mismísima Christine Lagarde (Josiane Pinson). A cualquier interesado en la política de alto nivel le despertarán curiosidad los entretelones de esa encrucijada, y al espectador argentino doblemente. Sin embargo, con un poco de malicia podría decirse que un noticiero es más divertido, más intenso, más cinematográfico que este par de horas de reuniones con mala cara entre gente de traje. Hasta el punto de que el look descontraído de Varoufakis tal vez sea lo más emocionante.