A million ways to die in the west

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

En 1974 Mel Brooks estrenó Locuras en el Oeste (Blazing Saddles), una creativa sátira sobre el racismo que tuvieron los viejos filmes del western hollywoodense. Una película irreverente con el humor de este artista que hoy es un clásico. Desde entonces no hubo tantas comedias que se desarrollaran dentro de este género que no es tan sencillo de parodiar como parece. Los europeos también lo intentaron con los filmes de Lucky Luke, basados en el cómic, pero tampoco lograron ser producciones populares a nivel internacional.

A Million Ways to Die in the West es probablemente la peor película y la más aburrida que se hizo con este tema. Después de 12 temporadas de la serie animada Padre de familia y el film Ted, parecería que Seth MacFarlane se volvió incapaz de hacer humor con otra cosa que no sea la escatología, las drogas y el sexo anal, una curiosa obsesión que tiene este muchacho.

La película del oso de peluche fue divertida por el concepto absurdo que presentaba. La trama si bien tenía alguna que otra escena zarpada, el fuerte del film residía en la buena dupla que formaban Mark Wahlberg y MacFarlane, quien interpretaba la voz de Ted.

Lejos de levantar la apuesta con una historia más divertida, el comediante en este caso presenta un film donde el humor se centra exclusivamente en situaciones gráficas de escatología y chistes burdos sobre sexo que parecen escritos por un pibe de 12 años. Algo curioso de este estreno es que los pocos momentos graciosos de la película son aquellos donde están ausentes las vulgaridades. Pequeños destellos de comicidad como la referencia a la actriz Mila Kunis, que es una pavada pero es divertida, o el cameo de un actor muy querido que te saca una sonrisa.

Sin embargo, el film en general está muy lejos de ser una propuesta desopilante. De movida, MacFarlane no es gracioso cuando aparece en la pantalla como actor y su desempeño en el rol protagónico es bastante pobre. Dentro de la trama su labor no aporta nada interesante más allá de sus tediosos y reiterados monólogos sobre la dura vida del viejo Oeste. A diferencia de Ted, acá no hay personajes atractivos y buenos artistas como Sarah Silverman, Giovanni Rivisi y Liam Neeson estuvieron completamente desperdiciados.

Charlize Theron es la única miembro del reparto cuyo personaje tiene una finalidad concreta en el argumento. La película es desastrosa como parodia del género y la mayoría de las situaciones cómicas están forzadas y no tienen gracia. Un claro ejemplo es el soporífero entrenamiento con el revólver del protagonista. Después están los trillados chistes de marihuana que Cheech y Chong ya hicieron en los años ´70 y eran más divertidos.

Ahora bien, también es cierto que hay público para todo. Si te parece desopilante ver como un tipo se descompone y defeca en un sombrero, una oveja que orina sobre la cara de MacFarlane o una mujer a la que cuelgan restos de semen sobre su rostro (situación, que por cierto, los hermanos Farrelly presentaron 15 años atrás en Loco por Mary), esta es tu gran película del mes.

Para un buen catador del humor escatológico el film seguramente será una experiencia religiosa, ya que McFarlane se esforzó por ofrecer una amplia gama de pedos con distintos sonidos a lo largo de la trama. Tampoco se le pide al director que se convierta en Woody Allen, pero me parece que podría levantar un poquito más el nivel de los chistes. En Padre de familia demostró un gran manejo de la ironía y creo que tiene la capacidad para hacer algo mejor . Ojalá Ted 2 resulte un poco más divertida.